El universo gremial amaneció convulsionado como pocas veces. La actividad durante la mañana de este miércoles fue intensa. El DNU publicado en el Boletín Oficial que amplía las actividades cuya posibilidad de realizar una huelga es casi nula puso en marcha los pesados mecanismos de la CGT.
Llamados, mensajes y reuniones organizadas de apuro. Todo al ritmo que marca el Gobierno de Javier Milei que sigue avanzando con una reforma laboral de hecho sin necesidad de pasar por el Congreso.
“Estamos en alerta. Lo primero que surge es una presentación a la justicia”, dijo uno de los hombres fuertes de la CGT, que pidió anonimato para no entorpecer el trámite interno, ante la consulta de El Observador.
En el seno de la central obrera entienden que el Gobierno nacional avanzó con medidas que “pega de lleno en los derechos consagrados constitucionalmente”, y explicaron que “es lo mismo que pasó con el capítulo laboral de DNU 70, que la justicia tiene frenado”.
Lo cierto es que a través del Decreto 340/2025 publicado en el Boletín Oficial, el Gobierno estableció un nuevo régimen para los conflictos colectivos que involucren lo que definen como “servicios esenciales o actividades de importancia trascendental”. En concreto, elimina el derecho de huelga.
El texto en términos concretos plantea que los sindicatos que tengan actividad relacionada con el transporte, la educación y la salud deben garantizar durante un eventual paro un servicio mínimo de entre el 50% y el 75%.
La CGT en movimiento
Durante la mañana las distintas federaciones fueron redactando sus rechazos a las medidas. Mientras tanto la CGT avanza con la elaboración de un planteo judicial. Sin embargo, todo comenzará a tomar color formal en una reunión que se podría llevar a cabo mañana en la sede de Azopardo para definir los pasos a seguir.
Al tiempo de que se cruzan llamados y mensajes para programar una reunión presencial, los dirigentes cavilan análisis políticos sobre la decisión del Gobierno de avanzar en contra de los derechos de los trabajadores.
El análisis más extendido entre los dirigentes sindicales tiene que ver con el impulso que le dio al Gobierno el triunfo electoral del domingo en las elecciones porteñas. En ese contexto, estiman que el oficialismo interpretó el resultado de las elecciones como un respaldo a todos sus políticas y avanza en consecuencia.
Más allá de que en la CGT no había dudas de que el Gobierno llevaría adelante una reforma laboral nadie pensó, por lo menos en la mesa directiva, que iba a avanzar tan rápido con medidas de este estilo.
