Hannah Elias, nieta de Buddy Elias, primo de Ana Frank —la niña alemana criada en Holanda cuyo célebre diario manuscrito se convirtió en un símbolo de las víctimas del Holocausto y su memoria—, llegó a la Argentina como invitada especial del Centro Ana Frank Argentina para América Latina (CAFA) para participar del Congreso de Jóvenes para Jóvenes. Este evento reunió a más de 200 representantes de la región que debatieron y reflexionaron sobre convivencia, memoria histórica y el impacto que estas ideas tienen en la construcción de sociedades más inclusivas.
“Vine como familiar de Ana Frank y como alguien que, a través de su historia, puede mantener viva la memoria y el legado,” expresó Hannah en diálogo con El Observador al explicar el motivo de su visita. Este viaje fue también una continuación de un vínculo establecido hace dos años, cuando conoció al CAFA en ocasión de una encuentro en la ciudad de Ámsterdam. Desde entonces, la conexión ha crecido, transformándose en una colaboración con raíces profundas en los valores compartidos: la importancia del recuerdo y la promoción de una cultura de paz.
El Congreso fue el marco perfecto para que Hannah compartiera su experiencia con jóvenes de toda América Latina. En su participación en el “Construcción de convivencia: el legado de Ana Frank”, destacó el rol fundamental de las nuevas generaciones en la lucha contra la discriminación y la exclusión. “Este tipo de encuentros son cruciales porque permiten a los jóvenes encontrarse, intercambiar ideas y construir juntos un futuro diferente,” comentó.
Hannah, con su formación en justicia transicional y su activismo en temas de derechos humanos, abordó durante la entrevista cuestiones complejas que conectan pasado y presente. Reflexionó sobre cómo su historia familiar la marcó desde niña: “No hubo un momento específico en el que entendí quién era Ana Frank para el mundo, porque para mí siempre fue parte de mi familia. Crecí con fotos, cartas y relatos; su historia es también mi historia”.
La ciudad natal de Hannah, Núremberg, Alemania, también jugó un papel crucial en su perspectiva. “Allí nacieron las Leyes de Núremberg (aquellas que le dieron marco legal a la segregación de los judíos en la Alemania nazi) y se llevaron a cabo los juicios después de la Segunda Guerra Mundial. Ese contraste entre opresión y justicia influyó profundamente en mi vida y me llevó a estudiar cómo los estados pueden afrontar su pasado,” comentó.
La reflexión de Hannah sobre el contexto europeo no se detuvo en Alemania. Extendió su análisis a las políticas migratorias, la xenofobia y el auge de partidos de extrema derecha en países como Italia, Austria y Holanda. Según explicó, la historia de Europa está cargada de tensiones no resueltas que ahora se manifiestan con fuerza renovada. “El rechazo hacia personas que no son percibidas como ‘europeas’ no es algo nuevo. Viene desde el colonialismo, donde se impuso una visión de superioridad racial que sigue influyendo en nuestras sociedades.”
En el contexto actual, Hannah observa un problema creciente en la respuesta de Europa hacia las personas migrantes. “En lugar de asumir su responsabilidad histórica por el colonialismo y las políticas que contribuyeron a la inestabilidad global, Europa busca chivos expiatorios. Esto se traduce en un trato deshumanizante hacia quienes llegan en busca de protección.” Explicó que estas prácticas, que incluyen criminalizar a quienes intentan cruzar las fronteras o negar misiones de rescate en el Mediterráneo, reflejan una falta de voluntad para construir sociedades inclusivas.
Para Hannah, esta narrativa está impulsada no sólo por ideologías de ultraderecha, sino también por la falta de políticas coherentes desde la Unión Europea. “Mientras algunos países endurecen sus fronteras, otros adoptan enfoques diferentes, creando un conflicto interno en el que las personas migrantes quedan atrapadas en el medio. Europa invierte millones en militarizar sus fronteras, pero no en garantizar derechos básicos como vivienda, salud o empleo para quienes llegan.”
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Hannah Elias en el Congreso Jóvenes para Jóvenes
En este contexto, destacó el rol de las redes sociales en amplificar los discursos de odio. “El anonimato en internet permite que se normalicen expresiones de xenofobia, racismo y antisemitismo. Estas plataformas no solo reflejan la sociedad, sino que también contribuyen a moldearla, permitiendo que discursos extremos ganen aceptación.”
El impacto del pasado en el presente
Hannah subrayó cómo el ascenso de líderes populistas en países como Italia y Estados Unidos ha dado legitimidad a ideologías xenófobas y racistas. Sin embargo, enfatizó que este fenómeno no surge de la nada. “El pasado nunca está completamente detrás de nosotros. Las estructuras del colonialismo, la discriminación sistémica y las ideologías de exclusión siguen presentes. Lo que vemos ahora es su manifestación bajo nuevas formas, pero los fundamentos son los mismos.”
En este sentido, Hannah resaltó que los esfuerzos por preservar la memoria histórica son esenciales no solo para evitar repetir errores del pasado, sino también para comprender el presente. “Cuando recordamos, no es sólo para mirar atrás, sino para actuar en el ahora. Por eso los espacios como el museo del Centro Ana Frank son tan importantes: permiten que la memoria cobre vida y sea relevante para las nuevas generaciones.”
Hannah también habló sobre sus esfuerzos para convertir la casa de su abuelo en Suiza en un centro de intercambio cultural. Este proyecto, según explicó, está inspirado en el trabajo de instituciones como el CAFA. “Queremos que sea un lugar donde las personas puedan encontrarse, compartir perspectivas y trabajar juntas para construir una sociedad más inclusiva. Es una forma de traducir la memoria histórica en acción concreta.”
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Hannah Elias en el Congreso Jóvenes para Jóvenes
El proyecto no es solo un homenaje a su familia, sino también una respuesta a la necesidad de espacios donde se fomente el diálogo intercultural. “Estamos en un momento en el que las divisiones parecen ser más profundas que nunca. Crear lugares donde podamos superar esas barreras es más importante que nunca.”
El vínculo con Argentina
Hacia el final de la entrevista, Hannah Elias expresó su profundo agradecimiento por la cálida acogida en Argentina, destacando especialmente el ambiente de compromiso y reflexión que encontró en el país. “Es mi primera vez en Argentina, y lo que más me ha impactado es la energía de los jóvenes. Durante el Congreso, pude ver que hay un trabajo continuo, un compromiso real con la memoria y la justicia”, comentó. Esta experiencia reafirmó su creencia en el poder de la memoria histórica para transformar sociedades y en la necesidad de mantener vivo el recuerdo de los crímenes del pasado, especialmente los que atentan contra los derechos humanos.
El Museo del CAFA, situado en el barrio de Coghlan en la ciudad de Buenos Aires, no sólo se dedica a la preservación de la historia de Ana Frank y del Holocausto, sino que también organiza exposiciones temporales, conferencias, proyecciones y diversas actividades que buscan fomentar el diálogo sobre los derechos humanos. A través de su trabajo, el Centro se ha consolidado como un referente de educación y reflexión sobre la memoria histórica en Argentina.
Las actividades del CAFA incluyen visitas guiadas, talleres didácticos, y proyectos que invitan a los estudiantes a reflexionar sobre la discriminación, el racismo, el odio y la intolerancia, temas siempre vigentes que resuenan con las problemáticas actuales de Argentina y del mundo. Además, el Centro se ha encargado de promover el concepto de “Nunca Más” en diversos contextos, alentando a la sociedad a tomar una postura activa frente a los discursos de odio y exclusión.