El equipo económico ajustó al alza el déficit fiscal previsto para 2024 al pasar de -3% a -3,4% del Producto Interno Bruto (PIB), pero mantuvo la meta establecida en la regla fiscal.
Azucena Arbeleche,
Leonardo CarreñoEl Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) decidió ajustar nuevamente al alza el déficit fiscal previsto para este año, según se desprende de la última Rendición de Cuentas presentada ayer.
El equipo económico espera que el déficit fiscal sea de -3,4% del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que en la última proyección de febrero estimaba un déficit de -3,0% del PIB.
Entre los motivos que llevaron al ajuste del resultado fiscal estructural (RFE), el MEF señaló la "caída de los ingresos estructurales y del menor PIB nominal, producto de una menor inflación y un menor PIB real acumulado por (el impacto de) la sequía".
Si bien el equipo económico reconoció "el desvío fiscal potencial previsto para 2024", defendió que tales desvíos "no implican en modo alguno un relajamiento fiscal coincidente con el año electoral", según argumentó en la Rendición de Cuentas.
La aclaración del MEF tiene que ver con la alusión al "carnaval fiscal electoral", un concepto que suele ser mencionado por los analistas económicos para hacer referencia al incremento del gasto público que históricamente han llevado adelante los gobiernos del país en períodos de elecciones.
Sin embargo, a diferencia de lo que había ocurrido en febrero, ahora el equipo del MEF decidió atender la sugerencia del Consejo Fiscal Asesor (CFA) y dejó sin cambios la meta de referencia establecida en el primer pilar de la regla fiscal, que señalaba un resultado fiscal estructural de -2,9% del PIB.
En febrero, el MEF había modificado la meta de resultado fiscal estructural para 2024 desde -2,6% del PIB (establecida en la Rendición de Cuentas de 2022) a -2,9% del PIB. Ese cambio había sido justificado por el equipo económico debido a la menor inflación esperada y su impacto negativo en la recaudación (un efecto no contemplado por la metodología de cálculo del resultado estructural).
En ese momento, si bien el CFA señaló que los argumentos del MEF para fundamentar el cambio eran pertinentes, había alertado que la modificación en la meta del resultado estructural podía "constituir una señal negativa, con potenciales daños a la credibilidad de la institucionalidad fiscal".
Esa modificación también le valió críticas al MEF por parte de los economistas del Frente Amplio, que señalaron que la regla fiscal se había cumplido porque el equipo económico había cambiado las metas. "Es fácil hacer un gol moviendo el arco", había criticado en ese entonces el economista frenteamplista, Martín Vallcorba.
En febrero, el CFA había advertido que si bien existe un dilema entre cambiar una meta ex ante y su incumplimiento ex post, "los costos de cambiar la meta pueden ser mayores a eventuales desvíos transitorios de la meta original que puedan verificarse”.
Por ese motivo, ahora el equipo económico decidió seguir "la sugerencia del CFA" y resolvió "mantener como referencia del pilar uno" de la regla fiscal, "la estimación de -2,9% del PIB realizada en febrero pasado".
En ese sentido, el MEF defendió que los desvíos fiscales no implican "un apartamiento del marco legal en el que funciona la regla fiscal".