"Eso supone revisar regímenes de incentivos, no para eliminarlos, no para dejarlos de usar, sino simplemente para redactar nuestra forma de cómo usar esos instrumentos para jugar el partido", agregó Oddone.
Para el ministro, Uruguay tiene que "tratar de sacar ventajas" del nuevo régimen "para poder atraer inversiones a un país que es pequeño, que por sí mismo, por su escala no las atraería". En ese sentido, dijo que el país debe ser "jugador activo" de ese "partido", ser "cooperantes con el esquema internacional" pero también "tener precaución" con respecto al momento, la velocidad y la intensidad con la que el gobierno tome las decisiones.
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Exposición del ministro de Economía, Gabriel Oddone
MEF
Por su parte, el director de la Asesoría Tributaria del MEF, Álvaro Romano, explicó los aspectos técnicos, económicos y estratégicos del impuesto, en una exposición que dejó en claro tanto la complejidad del nuevo régimen como las implicancias concretas para Uruguay.
El mecanismo de funcionamiento del Impuesto Mínimo Global
El cobro del Impuesto Mínimo Global (IMG) se canaliza a través de las reglas GloBE (Global Anti-Base Erosión Rules), que incluyen tres impuestos que, según explicó Romano, se aplican de manera coordinada y en forma alternativa, es decir que si aplica uno no aplican los otros, pero siempre aplicará uno de ellos con el objetivo de lograr que esas rentas resulten gravadas en algún país del mundo. Esto aplica para grupos multinacionales con ingresos globales superiores a 750 millones de euros, sin importar dónde operen o en qué país tienen sus casas matrices.
Esos tres impuestos son:
- la Regla de Inclusión de Rentas (IIR, por sus siglas en inglés)
- la Regla de Beneficios Sub-gravados (UTPR, por sus siglas en inglés)
- el Impuesto Mínimo Complementario Nacional Calificado (Qdmtt, por sus siglas en inglés)
Romano ilustró el funcionamiento del IMG y las reglas GloBE con un caso hipotético de un grupo multinacional con matriz en España y operaciones en Uruguay, y explicó en detalle cómo se determina el cobro del impuesto y a quién le corresponde quedarse con los recursos según las reglas de prioridad.
Tras ese análisis, Romano advirtió sobre un aspecto crítico: “cuando, para promover la inversión, el país decide no gravar rentas que generaron entidades uruguayas, lo que hizo fue resignar recaudación y recursos. Hace un sacrificio el país pero, por este mecanismo bastante complejo (en alusión a dichas reglas), se termina yendo en una transferencia a un país desarrollado, es casi como una transferencia de fisco a fisco, del fisco del país subdesarrollado al desarrollado".
La forma, según el director de la Asesoría Tributaria del MEF, de anular ese impacto es la implementación del Impuesto Mínimo Complementario Nacional Calificado (Qdmtt).
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Álvaro Romano, director de Asesoría Tributaria del MEF.
MEF
Según explicó el investigador asociado y coordinador del Laboratorio Fiscal y Tributario del Cinve, Gustavo Viñales, ese impuesto o regla, contempla la posibilidad de que un país introduzca su propio impuesto mínimo complementario. "Si un país tiene un impuesto mínimo complementario nacional calificado, se considera que la empresa satisface la obligación tributaria complementaria. El Qdmtt refuerza el derecho primario de cada país a gravar sus propias rentas empresariales, siempre que la normativa interna sea consistente con los acuerdos tributarios internacionales", detalló el contador especialista.
Romano destacó la "ventaja estratégica" de implementar el Qdmtt de forma que sea Uruguay el que cobre el impuesto complementario. Consideró que aplicar el Qdmtt es la opción más pragmática y rechazó que fuera una estrategia conservadora. Esta herramienta permitiría, a su entender, que Uruguay pueda quedarse con una recaudación que, de otro modo, migraría al exterior.
El jerarca argumentó que Uruguay, a diferencia de otros países de la región, cuenta con una ventaja institucional y un marco legal sólido que puede convertirlo en un jugador atractivo incluso en el nuevo orden tributario.
El efecto de los cambios tributarios en las inversiones
El impacto del IMG en la atracción de inversiones depende de un factor crucial, según Romano y que tiene que ver con la elasticidad de la inversión frente a los cambios tributarios de Uruguay.
De acuerdo con el jerarca del MEF, si la inversión es elástica, es decir, si depende de los incentivos fiscales para radicarse en el país, entonces aplicar el Qdmtt puede provocar una salida de capitales de Uruguay.
"Si ponemos un impuesto quizás eso introduce una modificación en el comportamiento del inversor. Si el incentivo estaba bien diseñado y afectó la decisión del inversor de colocar la inversión en Uruguay y no en otro lado, es porque no le cobraban impuestos; si ahora le van a cobrar un 15% capaz que se va. De hecho, ya se han ido grupos multinacionales en nuestro país como consecuencia de esto", indicó.
Mientras que si es inelástica, es decir, si la empresa hubiese invertido igual sin incentivos, entonces el Qdmtt permite a Uruguay capturar la recaudación sin afectar la inversión, explicó Romano.
"Todos sabemos que hay muchos incentivos que no están bien y que en definitiva, las inversiones igual se hacen. En esos casos sí es efectiva la recaudación del Qdmtt", señaló.
Los de la OCDE "no son intereses altruistas", según Romano
De acuerdo con Romano, Uruguay no puede visualizar la reforma fiscal internacional con "ingenuidad". A su entender, desde el punto de vista de la política fiscal, si bien la OCDE plantea el nuevo régimen como beneficioso para los países, el esquema deja "perdedores y ganadores".
"Desde el punto de vista conceptual podría llegar a ser compartible lo que (la OCDE) dice en el discurso, pero lo cierto es que detrás de esto lo que hay es que no son intereses altruistas, sino que, en definitiva es la eterna lucha o competencia por las inversiones", señaló Romano y agregó que los países en desarrollo como Uruguay "no somos ganadores en esta situación, a lo sumo lo que tenemos que elaborar son estrategias para tratar de perder lo menos posible".
Incentivos fiscales bajo la lupa del MEF
"Esto afecta claramente los regímenes de incentivos", señaló Romano y explicó que uno de los efectos más inmediatos del IMG es que pone en tela de juicio el valor real de los esquemas de promoción de inversiones.
“El incentivo solo tiene sentido si cumple su objetivo: atraer inversiones que de otro modo no vendrían. Si la inversión se haría igual, entonces es una renuncia innecesaria. Y peor aún: con el IMG, esa renuncia puede terminar financiando al fisco de un país desarrollado”.
Además, Romano cuestionó la lógica de las reglas GloBE que permiten otorgar subsidios directos, pero no exoneraciones fiscales: “Un país pobre no tiene billetera para dar dinero, puede ofrecer no cobrar. En cambio, el rico sí puede subsidiar. ¿Quién diseñó este sistema? No es casual que sean los países desarrollados”.
En relación al rol de Estados Unidos, el jerarca del MEF dijo que ha sido ambiguo. Bajo la istración de Donald Trump el país se retiró del acuerdo, pero Romano afirmó que le consta que actualmente las autoridades de ese país participan activamente en su diseño. Según Romano, Estados Unidos sigue trabajando en la primera línea de la discusión de cada cláusula de las reglas GloBE y que por tanto, no se puede pensar que quedará fuera del nuevo marco fiscal.