No binarios: casi la mitad está disconforme con los formularios estatales y no le revela su identidad a su familia
Primera encuesta de personas no binarias de Montevideo evidencia que quienes no se identifican como varones ni mujeres suelen incomodarse en los baños de la ciudad
“Y Dios creó al hombre a su imagen. Lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó”. Nicolás Velntín (25) conocía ese pasaje bíblico desde que era un niñe. Y valga el lenguaje inclusivo para su caso. Porque esta persona criada en una familia evangélica practicante, madre profesional y padre retirado militar, fue expulsada de su casa aquel día que dijo que no quería seguir luciendo como una mujer. Fue tal la intimidación que, al igual que la mitad de los no binarios de Montevideo, jamás les contó a sus padres su verdadera identidad sexual.
La Intendencia de Montevideo publicó este viernes los resultados del primer relevamiento de personas no binarias en la capital del país. Es decir: la primera encuesta focalizada en aquellas personas que no se identifican como varones ni como mujeres (de ahí el término no binario), o que fluctúan entre uno y otro según el paso del tiempo (género fluido), o que se perciben como ambos géneros a la vez (bigénero), o un poco más cerca de ser mujer aunque no del todo (demichica), o la inversa (demichico).
Nicolás prefiere decirse “agenero” que, en otras palabras, es esa persona neutral que no se identifica con un género o carece de uno específico para expresarlo. Por eso cada vez que quiere ir a un baño público cuyo cartel de bienvenida distingue a ellos de ellas, siente la incomodidad.
“Suelo elegir el baño de mujer porque, por mi apariencia física, paso más desapercibido y me siento menos incómodo – violentado que en el de hombres”. Nicolás habla con una voz suave y femenina. No se sometió a tratamientos hormonales que le transformen su tonalidad ni tiene planes de hacerlo en el corto plazo. Por eso quien le escucha la suele trata con un pronombre femenino, y por eso prefirió ponerse en su documentación dos nombre masculinos (Nicolás y Valentín) para que los demás le digan “él”.
El 46% de los no binarios que respondieron la encuesta municipal ite sentirse “incomode” en los baños binarios de uso público.
El sociólogo Diego Sempol, especialista en diversidad sexual, había explicado que “los baños no solo reproducen pasivamente relaciones sociales e identidades preexistentes, sino que también las producen y reproducen activamente y abren caminos para su resignificación y desplazamiento”.
Sucede que nueve de cada diez no binarios jamás hizo un tratamiento quirúrgico u hormonal para cambiar su expresión de género. Y la mayoría de esas personas ni siquiera piensa hacerlo en su momento.
Una de las personas encuestadas respondió: “No tengo intención de cambiar mi sexo biológico. Simplemente soy neutral a los estándares hegemónicos”. Otra dijo: “No me interesa, me siento bien con mi cuerpo. Tan solo no me siento dentro de los binarismos establecidos socialmente, ni siquiera estoy de acuerdo con su existencia”. Y una tercera remató: “Dentro de mi idea del no-binarismo creo que la apariencia visual de las personas no define una razón de género y no me es necesaria una apariencia más ‘andrógina’".
Esta falta de comprensión social hace que los no binarios sienten hoy, a juzgar por los resultados del relevamiento, una disconformidad con los formularios estatales que obligan a presentarse con un género (41% así lo entiende), fundamentan que la ciudad es poco o nada amigable (54%), y para un tercio hace falta un cambio normativo.
Así lo expresaron en uno de los consejos de diversidad sexual que preside el Ministerio de Desarrollo Social. Un participante pidió que se les incluyera en los beneficios de la ley trans, y otros solicitaron que los documentos oficiales permitan la categoría no binaria.
Pero sobre todo buscan un cambio en el comportamiento, en que se les acepte sin discriminación. Una persona encuestada lo resumió así: “Hay mucha discriminación en la sociedad. Y si siendo mujer es difícil conseguir trabajo, siendo neutra es mucho más difícil”.