26 de mayo 2025 - 15:25hs

El economista y empresario pyme Gustavo “Lacha” Lazzari fue entrevistado en El Observador 107.9 por Luis Majul, en un diálogo donde se abordaron con detalle los procesos económicos que atraviesa Argentina, la apertura del mercado, la reforma tributaria y la competencia con productos importados. Lazzari, con su estilo claro y directo, analizó el camino que transitan las pymes argentinas para adaptarse a una economía que lentamente deja atrás el descontrol y el aislamiento.

Lazzari explicó que el proceso de normalización económica y competencia no es inmediato ni lineal. “A medida que estas operaciones se van haciendo y la gente va comparando precios, terminan igualándose, pero no es automático”, indicó. “El gobierno a veces le pifia porque está urgido en mostrar resultados, pero lo que tenemos que mostrar son procesos. Los procesos de competencia tienen un concepto paulatino”.

El economista ejemplificó la diferencia con un caso concreto: “Seguramente la empanada que compró Darín es en un lugar muy exclusivo y caro, y va a estar siempre más cara, mientras que las empanadas de mercado estarán un poco más abajo y se irán acomodando con el tiempo”. En ese sentido, remarcó que la economía argentina recién ahora se está abriendo y empezando a competir, comparándolo con “salir de la cueva después de estar en la oscuridad”.

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Embed - "Pasamos 50 años de impuestos que nos llevaron a poner la plata en el colchón" - Gustavo Lázzari

Sobre las expectativas, Lazzari pidió prudencia y paciencia: “No hay que sensibilizarse por eso, no es que de golpe la competencia unifica todo y baja mágicamente los precios”. La adaptación, dijo, requiere tiempo y está atravesada por la realidad de un país que viene de un desastre económico.

El desafío de sacar los dólares del colchón

Una de las medidas del gobierno que generó debate es la intención de que los argentinos saquen los dólares guardados en el colchón para que esos fondos ingresen formalmente al sistema económico. Lazzari definió esta política como “una condición necesaria”. Explicó que para cualquier pyme o emprendedor que quiera invertir es fundamental poder contar con esos recursos legalizados.

“Antes, cualquier contador te decía ‘no podés comprar, no tenés blanco, no podés invertir’. Al sacar esa traba, para mí, es un avance muy importante”, sostuvo. No obstante, aclaró que “la decisión de invertir o no es otra discusión”, y advirtió que “viene una competencia muy fuerte y hay que estar preparados”.

Sobre el carácter no recaudatorio de la medida, Lazzari la apoyó por dos razones: primero, el reconocimiento de que el sistema tributario es inviable y debe cambiarse, y segundo, que esta política forma parte de una reforma tributaria más amplia que busca reducir impuestos y formalizar la economía.

“Este es un proceso paulatino e incremental, va a ser mejor de a poquito. Hoy la foto puede ser injusta, pero dentro de uno o dos años, con menos impuestos y más disponibilidad de ahorros, la Argentina va a funcionar mucho mejor”, anticipó.

En ese marco, el economista reflexionó sobre las consecuencias de las políticas impositivas previas: “¿Qué hicimos en Argentina para que metamos dos planes marcha atrás de colchón? ¿Cuánto daño hemos hecho? Fue una reparación a ese daño”. Y planteó un desafío: “Hay que ver cuántos están dispuestos a formalizarse, porque muchos han encontrado más cómodo formar parte del mercado informal”.

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Pymes y la competencia importada: reinventarse o cambiar de rubro

Lazzari puso el foco en la realidad concreta de los empresarios pyme. Relató que muchas pymes reciben hoy propuestas de negocios con necesidad de dólares para invertir, y que ya no existen excusas para no formalizarse ni invertir.

Sin embargo, itió que la apertura importadora trae dificultades. Puso como ejemplos casos reales: un empresario que fabrica ropa y se siente “fundido” por la llegada de productos importados; otro que se dedicaba a la panificación y ahora enfrenta competencia de pan lactal importado desde Brasil con tecnología de punta que él no puede igualar.

“Ahí tenés dos actitudes: uno que se banca la pelea y quiere modernizarse, y otro que decide cerrar y buscar otro rubro”, explicó.

Lazzari destacó que la ventaja comparativa de Argentina sigue siendo su sector empresario pyme, “que tiene miedo, pero también se anima y pelea”. Recordó que el país tuvo un sistema impositivo, financiero y logístico extremadamente adverso durante décadas, y que la resiliencia del empresario argentino es su mayor fortaleza.

“La competencia va a venir inexorable, no discuto si es buena o mala, viene y hay que adaptarse. ¿Me pongo a llorar o me pongo las pilas? Hay que modernizarse o reinventarse”, aseguró. También contó que ya se está asociando con proveedores para aumentar escala y competitividad: “Antes nos puteábamos, ahora somos amigos porque nos une el espanto”.

El mensaje final fue optimista y desafiante: “Si pasamos lo peor, ¿cómo no vamos a pasar lo mejor? Nos sobra resiliencia y ganas”.

Inflación, producción y el futuro

Consultado sobre la inflación, Lazzari afirmó que “hace rato está más cerca del uno que del tres” y explicó que la suba del 3,7% fue una “inflación de vegano” —es decir, ligada a verduras y educación— por causas climáticas y problemas logísticos en la salida de mercadería de los campos.

Destacó la capacidad productiva del sector agropecuario, el más eficiente del mundo a pesar de las retenciones y cargas impositivas que soporta. “Cada año invierten miles de millones, y el productor dice ‘no sé hacer otra cosa, tengo que seguir sembrando’”, relató.

Para cerrar, Lazzari valoró la actitud de la nueva generación de productores y empresarios, que enfrentan los desafíos con sofisticación y creatividad. “Argentina vuela, es el mejor país del mundo para producir, incluso en las malas”, afirmó con convicción.

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