Yo salí de Venezuela y vine a Estados Unidos a través del beneficio del parole humanitario. Hicimos el proceso junto a mi esposo y un familiar de él salió como patrocinador nuestro. Hace más de un año que ya estamos viviendo aquí en Miami y para poder continuar con el camino legal para quedarnos, completamos la solicitud de asilo, porque en Venezuela vivimos una serie de situaciones de discriminación y persecución que hacen que no podamos volver. Ni bien llegué, comencé a trabajar en el área de limpieza de una empresa y a los meses comencé a estudiar inglés en la Universidad Internacional de Florida.
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Venezolanos cruzan la frontera de EEUU con México
AFP
¿Cuál es tu situación migratoria actual?
Cuando entras por el parole humanitario te dan un permiso de trabajo por solo dos años y la idea es que tú después puedas regular tu estatus migratorio. Yo lo hice a través del asilo por situaciones que me habían pasado en Venezuela e inicié el trámite en febrero, pero los procesos migratorios ahora están trabados. A mi el permiso de trabajo se me vence en enero del año que viene, entonces si de acá a esa fecha no se reactivan los procesos de regulación migratoria quedo completamente desprotegido y sin la posibilidad de poder trabajar, lo que representaría un grave problema, porque no tendría manera de generar ganancias.
Volver a Venezuela no es una opción para nada factible. Allá no solo no hay reconocimiento para las parejas del mismo sexo, sino que además yo me fui del país escapando de la persecución por haber sido activista por los derechos humanos y la comunidad LGBT+.
La incertidumbre frente a la posible eliminación del parole humanitario
Kristi Noem visita el Cecot en El Salvador - Reuters.png
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, en la mega carcel Cecot de El Salvador.
El parole humanitario es un beneficio migratorio implementado por la istración de Joe Biden en 2022 para ciudadanos venezolanos, y ampliado en 2023 a cubanos, haitianos y nicaragüenses. En marzo de este año, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), liderado por la secretaria Kristi Noem, presentó una orden que anunciaba la terminación del programa, por lo que a partir del 24 de abril iban a vencer los permisos de trabajo y las protecciones contra la deportación, y los migrantes sin otra vía legal debían abandonar Estados Unidos o enfrentar la deportación.
Sin embargo, la jueza Indira Talwani bloqueó temporalmente la medida, manteniendo por el momento las protecciones contra la deportación para más de 500.000 personas, entre las que se encuentra E.F. La decisión de primera instancia fue apelada por el gobierno, pero el tribunal federal de apelaciones de Boston rechazó la solicitud. Ante esto, la istración presentó una apelación de emergencia a la Corte Suprema, que ahora tiene la última palabra sobre el futuro de estas miles de personas.
¿Cómo llevas las ideas y vueltas con la eliminación del parole humanitario?
La situación viene siendo algo estresante, y estoy tratando de sobrellevarla de la manera más tranquila posible. Estamos atrapados en un limbo donde no sabemos qué puede pasar mañana, porque es difícil descifrar la situación migratoria. El fallo del tribunal que detuvo la medida de Trump fue un alivio, pero no se puede considerar una verdadera alegría; es solo un respiro que podría brindarnos unas semanas o meses de tranquilidad.
Represión de protestas tras elecciones 2024 en Venezuela - EFE.jpg
Represión policial en una protesta en Caracas tras las elecciones de 2024
EFE
Mientras esperas las definiciones, ¿qué haces?
Durante las primeras semanas, cuando comenzó todo esto, me resultaba difícil dormir, concentrarme e incluso salir a la calle me ponía nervioso. Al hablar con amigos y familiares que viven aquí, muchos me recomendaban evitar reunirme con demasiada gente latina para no atraer la atención.
En mi caso, tengo tatuajes que, según el gobierno de EEUU, me vinculan con la banda del Tren de Aragua. Dicen que aquellos que tienen tatuajes de relojes, rosas o ciertas letras o figuras pueden ser considerados parte de esa banda, y yo tengo unas rosas tatuadas. Entonces, te dicen que tengas cuidado de no tomarte fotos donde se vean los tatuajes o salir a la calle con la piel expuesta, por si acaso. Es realmente difícil, porque no puedes expresarte como quisieras, ni siquiera ponerte una musculosa cuando hace calor.
En ese sentido, otra de las cuestiones que también vienen aumentando es el miedo irracional hacia la policía. Se supone que ellos deberían hacernos sentir seguros, pero ahora uno teme saber cuál será su reacción o qué podría pasar.
¿Cuáles eran tus expectativas al llegar al país?
Mi expectativa al llegar al país era, y sigue siendo, el crecimiento y desarrollo personal. Buscaba acceder a mejores oportunidades que no existen en mi país, ya que a nivel cultural, político, económico y social, Venezuela está muy desgastada y el pensamiento sigue siendo muy retrógrado.
Llegué a Estados Unidos con la esperanza de desarrollar una personalidad más flexible y descubrir nuevas formas de vivir. Sin embargo, al llegar, me di cuenta de que también aquí existen muchas limitaciones. Aunque hay avances legislativos y judiciales, siguen existiendo serios problemas. Es difícil salir de tu país, escapar de la persecución por tu activismo, solo para llegar a un lugar donde, en lugar de encontrar refugio, te enfrentas a la discriminación por tu nacionalidad y por el lugar donde naciste.
Un ambiente universitario en tensión
Acampe pro-palestina en la Universidad de Columbia, abril 2024 - AP.webp
Acampe en la Universidad de Columbia.
AP
¿Por qué decidiste comenzar a estudiar?
Empecé a estudiar hace poco más de cuatro meses en la Universidad Internacional de Florida. Al llegar, decidí aprender inglés para poder comunicarme mejor y obtener un certificado que me permita seguir desarrollándome laboral y académicamente aquí. En Venezuela soy enfermero y revalidar mi título sería un sueño. Pero demás, lo tomo como una meta personal, sé que mejorar mi inglés me puede abrir muchas más puertas.
¿Cómo ves el ambiente en el campus?
En este último tiempo noté claramente muchos cambios en la universidad. Hubo protestas dentro del campus, muchos panfletos dando vueltas y se puede sentir el ambiente bastante tenso. Muchas de las manifestaciones tuvieron que ver con la deportación de estudiantes de la universidad (a principios de abril el gobierno revocó la visa de 18 estudiantes de la FIU). Algunos profesores hasta recibieron llamados advirtiéndoles que retiraran su apoyo a las protestas porque podían perder sus trabajos.
Criminalización y ausencia del debido proceso
Orden ejecutiva Donald Trump. EFE.webp
El presidente de EEUU Donald Trump firma una orden ejecutiva en la Oficina Oval.
EFE
¿Qué pensas de las políticas migratorias del gobierno?
Este gobierno criminaliza a las personas migrantes de manera desmedida y, en particular, los migrantes venezolanos parecemos ser el foco en este momento. Según esta narrativa, todos somos considerados delincuentes y parte de una pandilla. Es una generalización que, en realidad, es un ataque xenofóbico disfrazado de una supuesta preocupación por la seguridad del país.
Una de las cosas que percibí es que siempre buscan un "enemigo", porque recuerdo que cuando estaba en Venezuela, el "enemigo" pasó por ser México, luego El Salvador, después Nicaragua y más tarde Irak. Siempre hay alguien a quien señalar y esta vez nos tocó a los venezolanos ser los malos.
A veces me pregunto cuán grande es realmente la diferencia entre Venezuela y Estados Unidos. Al gobierno de (Nicolás) Maduro no le importa el debido proceso, sino que se basan en su verdad única, absoluta y omnipotente, pero de manera similar, parece estar sucediendo lo mismo aquí con el gobierno de Trump.
Deportados venezolanos llegan a El Salavador - Reuters.webp
¿Qué expectativas tenés para el futuro?
En este momento de incertidumbre estoy intentando tranquilizarme y proyectar posibles futuros, tanto favorables como no favorables. Mi plan ahora es seguir siendo responsable con mi trabajo, mis estudios y el pago de mis impuestos. Si todo sale bien y como planeaba, podré regular mi estatus migratorio y continuar desarrollándome a nivel profesional.
Si no puedo hacer nada y la cuestión migratoria se escapa de mis manos, exploraremos con mi marido otros destinos que puedan apoyarnos con planes migratorios, especialmente con opciones de asilo. Por ejemplo, hemos estado mirando alternativas en Canadá y en España.
Como última instancia, si ir a otro país se vuelve demasiado difícil, con más incertidumbre y miedo, tendríamos que regresar a Venezuela, al menos para intentar salir de allí a otro lugar. Pero esa es la constante incertidumbre con la que vivimos. A veces pienso en quedarme aquí y ver en qué trabajo, pero el riesgo de ser detenido y pasar por una situación mucho peor, donde mis derechos humanos, civiles y oficiales sean desestimados por completo, no es algo que quiera enfrentar. Es angustiante, porque, por un lado, pienso que regresar a Venezuela sería arriesgarme a vivir en un país colapsado donde me persiguen, pero quedarme aquí y correr el riesgo de ser detenido o deportado a un país que no conozco, sin el debido proceso, no sé que tanto mejor es.
Lo que sé es que, más allá de todo, me voy a quedar con la satisfacción de saber que hice todo lo que pude. Mientras tanto, sigo trabajando y luchando aquí, como cualquier persona, sea nativa o no, para salir adelante.