Ley bases, Pacto de Mayo y después. El Gobierno de Javier Milei cumple siete meses y apuesta a consolidar su gestión en lo que resta para finalizar el año. La llegada de Federico Sturzenegger al Gabinete anuncia una aceleración en el achicamiento del Estados y busca consolidar el rumbo de las políticas de Gobierno.
Las proyecciones del presupuesto 2025 enviadas hace una semana al Congreso con el fin de calamar las voces que piden devaluación no tuvieron efecto. Dentro de dos meses, el 15 de septiembre el Gobierno deberá enviar su primer presupuesto y conseguir los votos para su aprobación.
La relación con los bloques dialoguistas, después de la sanción de la ley bases y el pacto fiscal, se tensionaron. En la Cámara baja ya avisaron tanto desde el PRO como desde Hacemos Coalición Federal, que no hay más margen para las mega leyes. A partir de ahora será ley por ley.
En el Senado la tensión escala por los acuerdos que no se respetaron. No sólo lo que tienen que ver con Ganancias y Bienes Personales incorporados en el pacto fiscal, sino con la demora en el tratamiento de la nueva fórmula de movilidad jubilatoria.
En ese marco, y de reojo, los Gobernadores se muestran atentos. La reactivación de las obras públicas en las provincias fueron parte de las negociaciones que llevó adelante el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, con los Gobernadores en el camino recorrido para construir el triunfo parlamentario.
Después del pacto de Mayo, Sturzenegger
“Sturzenegger juega a todo o nada”, confiesa ante la pregunta de El Observador una de las mujeres al tanto de las negociones dentro del Gabinete y explica: “Sturzenegger necesita que le liberen fondos para avanzar con los despidos, por ahora en Economía desconfían”.
La desconfianza viene de arrastre. La última vez que una gestión avanzó con despidos masivos en el Estado terminó pagando costos altísimos y acumuló una serie de frenos en la Justicia que terminó por dinamitar el proceso. El recuerdo del proceso que inició la gestión de Mauricio Macri en Télam todavía genera resquemores en el seno de la intervención de RTA.
El tablero de la economía termina junio con la casi totalidad de sus números en rojo. La estabilización de los precios y la desaceleración de la inflación no alcanzan para reactivar el consumo ni la actividad económica en general.
Desde el Gobierno aseguran que los durante los últimos dos meses los salarios le ganaron a la inflación, pero por ahora eso no impacta en la economía que sigue con todos sus indicadores a la a baja.
Más allá de eso, la reducción de la Estado no está en discusión. Apenas hay divergencias sobre las formas y los tiempos, pero no más que eso. El mantra sigue siendo el mismo, reducir las erogaciones para sostener el superávit.
Un freno para la crisis
El objetivo del Ejecutivo es lógico y necesario. Lograr que la crisis encuentre su piso. Para eso, en primera medida, buscará convencer a los mercados de que no habrá una nueva devaluación. La pulseada está en marco. Por ahora el mercado no se rinde y pese al discurso oficial, todos los actores económicos se preparan para un nuevo salto cambiario.
Por ahora, desde los sectores de la agroindustria vinculados a la exportación liquidan los justo y necesario. Dicen que no tienen incentivos para liquidar dentro de este esquema.
Se sabe. Sin dólares no hay paraíso. La venta permanente de dólares por parte del Banco Central acota sus posibilidades de intervención en los precios de los dólares financieros. El resulta es una brecha más amplia y el aumento del dólar blue. No hay manos negras, es tan sólo el mercado moviéndose a su ritmo.
La puesta en marcha de la ley bases que promete traer inversiones y generar puestos de trabajo en será inmediata. Las provincias tendrán que adherir a la ley nacional. Eso implica poner en marcha la discusión en cada legislatura. Los primeros pasos llegarán desde el norte y desde el sur, pero nadie espera que impacte de manera inmediata en la economía real. Sin embargo, cualquier movimiento positivo en ese sentido puede aportar a la tranquilidad.
Las negociaciones en el Congreso
El Congreso volverá a estar a tope de la agenda durante la segunda mitad del año. El Gobierno tendrá que someter el presupuesto a debate, no lo puede evitar. El contexto en el que se dará la discusión de la ley de leyes es incierto. Quién diga que sabe cómo será la realidad de la Argentina el 15 de septiembre, miente. Pero el debate será ineludible.
La oposición también tendrá sus chances para marcarle la cancha al Gobierno de Javier Milei. Por estas horas hay malestar el Senado. Los referentes de los bloques dialoguistas no esconden su mal humor con el Gobierno. El freno a la sesión en la que se iba a tratar la actualización de la fórmula jubilatoria que incluía un aumento inmediato del 8,1% en los haberes tensó más una relación que quedó tirante después del debate por la ley bases y el paquete fiscal.
En el medio, el oficialismo intentará sacar el foco de la cuestión económica y llevarla al terreno de la seguridad. Así lo intentó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y su par de Justicia Mariano Cúneo Libarona con el proyecto para bajar la edad de imputabilidad. Por ahora, el tema pasó desapercibido. Pero, desde la Casa Rosada, aseguran que insistirán.
