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5 de junio 2025 - 11:54hs

Este Pícnic se lo dedico a eso que llamamos hogar, que no siempre es una casa, pero puede serlo, que no siempre es un sentimiento, pero debe serlo, que no siempre es un lugar, pero ojalá que exista en tu vida. El fin de semana pasado estuve en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires y, casi por casualidad, vi un documental sobre un arquitecto de quien nunca había escuchado hablar. Se llama el Método Livingston, te lo recomiendo enfáticamente (se puede ver en Mubi), y recorre parte de la vida de un hombre a quien se lo recuerda sobre todo por su enfoque humanista y participativo de la arquitectura. Más allá de sus obras físicas, Rodolfo Linvigston dejó una profunda huella en la forma de entender la arquitectura y su vínculo con la sociedad.

En el momento en que se hizo el documental tenía 87 años y un hijo de 11; seguía trabajando todos los días y se reía mucho de la vejez, tal vez como una forma de espantar la muerte. “Vivir hasta los setenta es una falta de educación”, sentenció con una sonrisa amplia. Proveniente de una familia rica, criada por institutrices inglesas y sas, Livingston decidió dedicar su vida a difundir un modelo alternativo de construcción, centrado en las personas y en su realidad cotidiana. Por eso fue tan arquitecto como psicólogo, un mediador entre las ideas y sueños de las personas y lo que realmente necesitaban a la hora de construir un hogar físico.

Para él la arquitectura moderna había caído en la trampa del formalismo, preocupada por la innovación visual o por complacer al mercado inmobiliario, pero desvinculada de los problemas concretos de la gente. Su método parte de una premisa simple y poderosa: “la arquitectura puede cambiar la vida de las personas si parte de la escucha activa y el respeto por sus formas de habitar”.

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Livingston me hizo pensar en el hogar, en lo que consideramos cada uno que es un hogar, que puede ser bien diferente dependiendo de nuestro contexto, origen y hasta suerte en la vida. Para mí el hogar es el lugar donde están las personas que quiero y eso, en estos días, es mi casa, repleta de rincones y objetos que amo, pero -sobre todo- de recuerdos y vivencias. Nunca tuve un particular apego por el lugar en el que vivo y no me ha pasado de extrañar los edificios que fueron hogares y que quedaron en el pasado. Creo que tampoco me pasará con esta casa cuando sea momento de dejarla ir, pero mientras que eso suceda valoro su abrazo.

A menudo corremos atrás del próximo viaje (culpable), de la próxima salida con amigos a cenar (culpable), de las vacaciones de verano y de los feriados. ¿Nos damos tiempo para disfrutar íntimamente del lugar que llamamos hogar, pequeño, grande o mediano pero siempre -y de diversas formas- nuestro?

Estoy en un período en que lo disfruto como nunca antes. No puedo evitar pensar que hay demasiadas personas que no tienen un hogar físico, y tantas otras que tienen un lugar donde vivir que, sin embargo, no se siente como hogar. Livingston me hizo recordar lo afortunados que somos quienes podemos decir que tenemos un HOGAR (con mayúsculas), y aún más quienes entendemos que suele ser el lugar, el espacio o el tiempo más disfrutable.

Me despido con otra recomendación; mirá la historia de Agustina, una joven de 22 años que vive en la calle. “Yo no duermo con miedo; duermo en la calle con vergüenza”, dice en este mini documental de Periplo. ¿Dónde está tu hogar y cómo lo valoras? Que tengas una buena semana.

Para ver

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Mafiosos. El director Guy Ritchie está on fire y sigue proponiendo sus ya tradicionales historias de mafiosos. Tierra de Mafia (se puede ver en Paramount, a través de las plataformas online de los servicios de TV paga). Como lo hizo en Los caballeros (Netflix), el director se instala nuevamente en su país natal, Inglaterra. Esta vez no hay nada de realeza pero sí, de nuevo, violencia en una familia de origen irlandés, que es una de las principales de la mafia londinense. Para ellos trabaja Harry, un híbrido entre guardaespaldas, estratega y eterno solucionador de problemas. Ese es el rol clave, bien desempeñado por Tom Hardy, a quien podés recordar por la última Mad Max y Venom, pero a quien también deberías recordar por su rol mafioso en Peaky Blinders. La pareja central está interpretada por Pierce Brosnan, que pasa de refinado James Bond a mafioso rabioso, y la también muy elegante Helen Mirren, a quien nunca antes le había escuchado decir tantas malas palabras juntas. Se ve con interés.

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Malditos. En MAX está Malditos, una serie sa que recién empecé a ver y que pinta bien. Se desarrolla en una comunidad nómade de gitanos cuyos están a punto de ser desplazados del predio ferial desvencijado donde viven y trabajan, en la zona de la Camarga, en el sur de Francia. La líder del clan es Sara, quien con su hijo enfrentan el desalojo luego de una gran inundación. En la trama pronto aparecen tensiones entre los gitanos nómadas y los “de barriada”, explorando temas de identidad, honor y clase social.

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Dept Q. Netflix acaba de estrenar esta serie, adaptación de las novelas del autor danés Jussi Adler-Olsen. Creada por Scott Frank, el mismo de Gambito de dama, y protagonizada por Matthew Goode como el detective Carl Mørck, la serie se desarrolla en un oscuro Edimburgo y sigue a un investigador con problemas emocionales que lidera un departamento de casos no resueltos desde un sótano. La tengo en la lista de pendientes; la crítica la ha elogiado por su buen guión y las sólidas actuaciones.

Para disfrutar

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Teatro. La Comedia Nacional estrena La dama boba de Elena Garro y Las brujas de Salem, dos propuestas bien diferentes y bien esperadas.

1. La primera se podrá ver desde el 12 hasta el 27 de junio en Sala Verdi; es la historia de una compañía de teatro de ciudad que llega al pueblo de Ñangarí para representar La dama boba, de Lope de Vega. Cuando desaparece misteriosamente uno de los actores, comienza la búsqueda, pero también “un descenso poético y crítico hacia un territorio olvidado, donde la memoria colectiva y las voces silenciadas reclaman su lugar”.

2. La segunda estará en la sala principal del Teatro Solís y es un clásico del teatro en base a los escritos de Arthur Miller y bajo la dirección de Andrés Lima. Es la historia de un grupo de mujeres jóvenes que, en una noche helada del puritano pueblo estadounidense de Salem, son descubiertas bailando desnudas en el bosque. Es una historia sobre miedo y prejuicios, sobre la intolerancia y los mecanismos del poder. Lima transformará al Solís en un gran tribunal en el que el público será parte del jurado popular. Estrena el 26 de junio y va hasta el 27 de julio.

Ollas. Este fin de semana, sábado 7 y domingo 8, vuelve Ollas del Mundo, que esta vez se realizará en el Espacio Modelo (Cádiz 3280), con entrada libre para seres humanos y mascotas. Este festival organizado por Garage Gourmet se concentra en los platos que se hacen en ollas, como alimento pero también como parte de la cultura de reunirse en torno al fuego para combatir el frío con platos que reconfortan. El sábado de 11 a 22 hs y el domingo de 11 a 20 hs.

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Carreras. Qué gran lugar es el Auditorio del Sodre para ver y, sobre todo, escuchar al gran tenor José Carreras en su gira de despedida mundial. Se presentará el 8 de junio y recorrerá el repertorio que ha realizado durante sus más de 55 años de trayectoria. Lo acompañará la soprano Ainhoa Arteta, y la Orquesta Sinfónica del Sodre, bajo la dirección musical del maestro David Giménez. Acá podés ver el programa completo.

Quinta. Para estos fines de semana que ojalá sigan siendo soleados, un gran paseo es visitar la Quinta Storace semillero y vivero departamental con un precioso entorno natural con senderos para caminar, flores, mucho verde, un Rosedal que comienza a crecer y una zona de rincón de juegos infantiles, además de mesas para hacer un lindo pícnic. Está abierta todos los días de 8 a 18 hs en Lucas Obes 819, Prado.

Foto. Siempre es interesante visitar el Centro de Fotografía de Montevideo, porque siempre tienen actividades que valen la pena. Cámara Oscura, por ejemplo, es una experiencia para entender el fenómeno físico que ocurre dentro de la cámara fotográfica. Además, los martes a las 18 y los sábados a las 11 hs, hay visitas comentadas por las exposiciones, que en este momento son Diálogo Oriental. Sostener el presente. La potencia fotográfica de Ana Casamayou, y Plazas y parques de Montevideo: nuevas miradas desde el archivo del CdF. Otro recomendado es la experiencia Realidad Virtual, un viaje inmersivo al pasado de Montevideo. Acá podés ver días y horarios.

Alfajores. El domingo 22 de junio hay taller de alfajores clásicos en Helenes Bakery, a las 16 hs. Te enseñarán a hacer el marplatense Havana, alfajor de nieve, los de maicena, espejitos confiteros y los inigualables Yo-Yo. El taller cuesta $1800 con todos los ingredientes y recetario.

Vinos y platitos. Peatonal Tours propone combinar vinos y platitos para probar cuatro vinos de las regiones Norte, Oeste, Centro-Sur y Este de Uruguay. La actividad se hará este viernes 6 y el jueves 26 de junio, guiada por Natalia Rehermann, gestora cultural y asesora enoturística, en Modo Casona, Sarandí 544 esq. Ituzaingó.

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Cinco recomendados en la ciudad de acá nomás que nunca duerme

Este fin de semana estuve de paseo veloz por Buenos Aires, para ver a la talentosa Norah Jones en concierto. En tiempos buenos, malos y medianos, es una ciudad que resiste con elegancia todos los embates y siempre tiene sorpresas. Aunque ya no conviene económicamente a los uruguayos, siempre tiene programas para todos los gustos y todos los bolsillos. Acá te dejo algunos que disfruté mucho.

1. Desayuno, brunch o lo que tengas ganas en Farinelli, una cafetería ampliada ubicada en una de las calles más lindas de la capital argentina, Arroyo. Ya que estás en esa zona, visitá el casi nuevo hotel Casa Lucía, de Meliá. Tiene un bar fabuloso, ideal para empezar la noche con un buen brindis. A metros está Florería Atlántico, también un lugar precioso para tragos y picadas, además de flores maravillosas en la planta alta, que desde hace ya unos años integra la lista de The World’s 50 Best Bars.

2. La visita guiada por el teatro Colón vale la pena 100%, sobre todo porque es liderada por guías súper profesionales que cuentan la historia del edificio, pero también las historias que rodean al icónico teatro porteño. Cuesta unos 25 dólares y sale cada 15 minutos, pero se recomienda comprarlas online de antemano porque no siempre hay lugar. Spoiler: las viudas del Colón son un capítulo en sí mismo, así como los cuatro millones de venecitas de los pisos

3. Un almuerzo en El Federal es un viaje ameno al pasado, en medio de San Telmo, a lo que se agrega rica comida tradicional de bodegón y precios más que razonables. Es seguramente el bar más antiguo de Buenos Aires, con más de 160 años. Casi siempre hay que hacer cola, pero avanza rápido. La lengua la vinagreta es imperdible.

4. Una tarde, sin apuros por el Centro Cultural Borges, que siempre tiene preciosas exposiciones itinerantes, otras fijas y documentales como El método Livingston que te recomendé al principio de este Pícnic. Entrada libre.

5. Dos recomendaciones gastronómicas que no tienen nada que ver una con la otra. El flat bread con huevos especiados sobre labneh de Le Pain Quotidien es una delicia sencilla y -relativamente- barata. La noche siempre termina mejor con un brindis en Conchichina. Y si te quedaste con hambre, pedí la tabla de quesos y fiambres, que está muy bien pensada para combinar sabores salados y agridulces.

Chau chau adiós

Me despido con deseos de una buena semana para tí. Y le robó palabras al escritor estadounidense Samuel Johnson: “Ser feliz en el hogar es el resultado último de toda ambición, el fin al que tiende toda empresa y todo trabajo, y cuya consecución impulsa todo deseo”.

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