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11 de mayo 2025 - 17:47hs

El mundo miraba el humo blanco. La fumata que anuncia un nuevo papa se extendía sobre la plaza de San Pedro y marcaba que, después de dos días de votaciones, había un nuevo líder en la Iglesia Católica. Habemus papam.

Pero, ¿cómo se enteró usted de la elección del papa? Quizás haya sido a través de una transmisión en vivo –con cámaras que enfocaron durante 42 horas non stop la chimenea sobre la Capilla Sixtina– , cuando leyó la noticia en los medios nacionales o vio el humo blanco en la televisión, incluso cuando le llegó una notificación en Whatsapp. Pero quizás, si es usted alguien asiduo a las conversaciones de las redes sociales, lo supo en el preciso instante en el alguien publicó una foto desde la plaza de San Pedro.

De hecho fue una cuenta de X (antes Twitter) la que se adelantó al anuncio de los medios tradicionales e incluso al propio aparato de comunicación del Vaticano. Pope Crave, una cuenta que comenzó parodiando los sitios de entretenimiento istrada por fanáticos de Cónclave, la película de 2024 que estuvo nominada al Oscar, terminó siendo uno de los corresponsales favoritos de internet en el Vaticano publicando memes e informando en tiempo real desde la Santa Sede.

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"Tenía información privilegiada de que se tomaría una decisión antes de que terminara el día. Así que ya teníamos nuestros memes preparados. Tenía todos los monitores encendidos. Lo estaba esperando. Pensaba: tengo que ganarle a la BBC, tengo que ganarle a los medios tradicionales. Y luego fue como: Gracias a Dios, por fin puedo dormir. Ya no tengo que despertarme a las 3 de la mañana", dijo una de sus as, Susan Bin, a Vulture.

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Cuando León XIV salió al balcón, una marea de teléfonos celulares apuntaron hacia él entre aplausos, gritos y algunas lágrimas. Y mientras se presentaba ante los 1.390 millones de católicos del mundo se convertía automáticamente en una personalidad de Internet.

Sería cuestión de horas para que sus fotos en Perú inundaran las redes y los católicos editaran videos con sus declaraciones al ritmo de alguna canción viral.

León XIV es el primer papa en la historia en ser bendecido por el algoritmo.

Selfies, fancams y memes: el consumo pop de un ritual milenario

El papa argentino había muerto. Los pasos de los fieles apenas se oían sobre el mármol de la basílica vaticana hasta que se detenían ante el féretro de madera. Entonces, un celular: una selfie junto al cuerpo de Francisco en la capilla ardiente.

En ese momento fue claro que este no iba a ser un cónclave como los demás. Uno de los procesos eleccionarios más antiguos, solemnes y secretos de Occidente se desarrollaría frente a una audiencia crónicamente online. Sería, entonces, atravesado por las dinámicas de redes con una obsesión sobre lo inmediato, las narrativas de ficción y, claro, los memes.

Compilados de algunos de los momentos más adorables del papado de Francisco se acumulan en Tik Tok, Instagram y X bajo premisas como Francisco core o necesitamos otra diva como esta.

Digamos que es la forma natural de una generación para despedirse de un pontífice que se acercó desde su discurso a la preocupaciones de los jóvenes, que se veían cada vez más alejados de la institución eclesiástica. El papa que quería que "hagan lío" y confiaba en la juventud para tener una iglesia viva tiene su homenaje en el idioma favorito de la generación Z.

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En los días posteriores a la muerte de Jorge Bergoglio, y a medida que los nuevos candidatos al próximo papado empezaban a ganar notoriedad en los medios de prensa, las plataformas de streaming que tenían disponible la película protagonizada por Ralph Fiennes y Stanley Tucci vieron que sus números de visualización de disparaban en, algunos casos, hasta el 600%.

Cónclave allanó el camino para la popularidad del verdadero cónclave entre quienes no practican la religión. La película –cargada de drama, tensión y juegos de poder– atrapó a una audiencia de fieles cinematográficos que quedaron intrigados el silencio que rodea la creación del papa, la belleza renacentista de la iconografía católica y los cuestionamientos sobre la duda y la fe.

De hecho, según informó Político, algunos cardenales también miraron a Hollywood para entender el complejo proceso de selección del sucesor de Pedro. Y, sin ir más lejos, el cardenal Robert Prevost fue uno de ellos.

“¿Miraste la película Cónclave para saber cómo comportarte?”, le preguntó su hermano John horas antes de que ingresara a la Casa Santa Marta, según contó en una entrevista con NBC. “Acababa de terminar de verla”, confirmó.

El cónclave se convirtió esta vez en un producto de consumo pop. Una mezcla de fascinación, curiosidad y, posiblemente, blasfemia que después de años de alejamiento de la Iglesia acercó a muchos jóvenes alrededor del mundo de la tradición católica.

Es hora del Cónclave

“El verano Vatican core ha comenzado”, escribió recientemente Elisa Giudici en la Revista Studio.

A medida que los cardenales llegaron al Vaticano las redes se especializaron en el proceso de elección eclesiástico como en una competencia de talentos, una temporada de Rupaul Drag Race, Love Island oGran Hermano. El antiguo ritual de selección se resignificó con videos de los cardenales y cada quien votando por su candidato preferido. Solo faltaba un teléfono para emitir votos al estilo Sturla al 9009.

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Giudici dijo en una nota para The New York times que esa erosión de la Iglesia en las nuevas generaciones podía provocar que muchos jóvenes sientan que pueden acercarse a ella con ligereza. “El cónclave solía vivirse como algo importante desde la perspectiva de la fe”, dijo Giudici. “Ahora eso se ha desvanecido y la gente lo vive como un festival de música o unas Olimpiadas”.

s en todas las redes compartieron compilaciones de los cardenales con la música de la cantante británica Charli XCX, dramatizaciones de conversaciones en el cónclave o un análisis detallado de la moda clerical similar al de la MET Gala. Hay quienes presentan a los electores como personajes de las series más vistas del momento.

La creatividad desfachatada de Internet choca de frente con una de las instituciones más tradicionales del mundo, que celebró el primer cónclave bajo las normas de la constitución Ubi periculum en enero de 1276. La idea de más de cien hombres reunidos bajo secreto para elegir al líder de la Iglesia –o una pijamada en la Capilla Sixtina, como lo describió un tiktoker– fue algo a lo que las redes no se pudieron resistir en 2025.

Algunos candidatos acumularon, sin siquiera enterarse, miles de fanáticos que se pusieron al hombro una verdadera campaña en línea. El cardenal italiano Matteo Maria Zuppi y el arzobispo filipino Luis Antonio Tagle habrán salido del cónclave para encontrar su teléfono celular repleto de cuentas de fanáticos, memes, cadenas de oración, fancams e incluso posteos que invitan a una movilización hacia la capilla donde oficien su próxima misa para conocerlos.

Doce años después del último cónclave, en 2013, las redes sociales han alcanzado un punto alto en relación al entretenimiento. Habiendo creado incluso su propio lenguaje. Y encontraron en el Vaticano un contexto ideal para depositar la obsesión del momento, convirtiendo a los cardenales en auténticas figuras de la cultura pop.

Como los Juegos Olímpicos, las elecciones de los Estados Unidos o el protocolo que rodeó la muerte de Isabel II, el último cónclave se convirtió en un evento que concentró la atención del mundo (al menos como el fondo de pantalla por el que pasa la vida cotidiana de vez en cuando). En un momento en el que vivimos eventos mundiales desde la comodidad de nuestras burbujas y sentimos que los colectivizamos conectados a la misma red social, Internet encontró en la elección de un nuevo papa un incentivo para la letanía del doomscrolling.

Y cada uno eligió cómo verlo. Si quienes lo han seguido desde que Juan Pablo II salió por el balcón a saludar a los fieles lo ven en la televisión, lo comentan con sus vecinos y comparten cadenas de oración, entonces la Generación Z acude a sus propios catequistas de bolsillo: los seminaristas de Tik Tok y los influencers del Vaticano. Esos que resumen fácilmente las reglas del juego papal y sugieren a quién deberíamos ponerle una ficha de acuerdo a lo que marca nuestro algoritmo.

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Lo cierto es que 133 cardenales se confinaron en la casa Santa Marta, donde vivieron durante apenas dos días, hasta que la votación bajo las pinturas de Miguel Ángel resultó en humo blanco. Muchos de ellos utilizaron sus propias redes sociales para actualizar a los fieles sobre el proceso y las últimas noticias, hasta segundos antes de dejar sus teléfonos en la casa de huéspedes y entrar al cónclave.

Como el cardenal Isao Kukuchi, por ejemplo, arzobispo de Tokio, que publicó una selfie desde el ómnibus que lo llevaba a “rezar frente a la tumba del papa Francisco”; o el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de New York, que publicó reiteradas actualizaciones de su visita al Vaticano para sus 298,2 mil seguidores en X.

Esa cercanía con los creyentes fue parte del discurso de Francisco durante su papado. En 2016 y 2017 mantuvo doce encuentros con el sociólogo francés Dominique Wolton y entre las conversaciones que intercambiaron hablaron sobre la importancia de la comunicación. Ese era uno de los motivos por los que Francisco era tan activo en Twitter: “Tengo que utilizar todos los medios para acercarme a la gente. Es un medio de acercarse (…). Yo escribo tuits como para abrir puertas, estoy seguro de que estos tuits tocan los corazones”.

A la luz de las pantallas, algunos se preguntarán cuánto es demasiado cerca. Los creadores de contenido manejan el humor y la ironía, mientras otros s de redes lo entienden como una transgresión demasiado cercana a la herejía de convertir un ritual sagrado en un espectáculo mundano.

De cualquier manera, el cónclave del papa León XIV se ha convertido en uno de los momentos más consumidos de la cultura pop del año. Será cuestión de tiempo entender si este interés de la juventud la Iglesia Católica puede permanecer o será, simplemente, una fascinación tan fácilmente descartable como deslizar el dedo por la pantalla del celular.

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