Para producir 220.000 toneladas de malta al año se necesita una materia prima fundamental: la cebada. Más específicamente la cebada de calidad maltera. Este cereal es uno de los cultivos de invierno más sembrados en nuestro país, junto con el trigo y la colza. Pero para producir malta de calidad , como la que se produce en maltería oriental, no se puede utilizar cualquier cebada.
Es por esto que MOSA, para asegurarse la calidad necesaria, tiene diseñado un “circuito cerrado” de producción que incluye desde la provisión de las variedades sembradas (genética) y semillas, una extensa red de distribuidores y productores con conocimiento y experiencia en el manejo técnico del cultivo, y toda la logística de acopio con identidad varietal, así como también el traslado a planta para proceso.
MOSA no tiene cultivos propios sino que zafra a zafra contrata esa producción a través de la red de distribuidores. Esta red actualmente está compuesta por 28 distribuidores (que pueden ser comercios del ramo particulares, cooperativas, o sociedades de fomento), que a su vez se conectan con cerca de 600 productores ubicados en el litoral oeste del país.
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Foto: Inés Guimaraens
Todo comienza con la definición del plan comercial. En Febrero MOSA publica la pauta comercial que incluye cuánto y cómo se va a pagar la cebada que se cultive ese año y cuántas hectáreas de siembra va a necesitar. Desde hace ya varios años, MOSA toma como referencia el 100% del precio establecido para el trigo en la bolsa de Chicago en diciembre. El área a sembrar se divide entre los distribuidores, que compran las semillas de las variedades seleccionadas por MOSA y las reparten entre los productores. MOSA solo compra cebada a distribuidores/productores registrados en su sistema, que usaron semillas distribuídas por la empresa y esto tiene una razón fundamental: “porque uno de los factores más importantes del proceso es el material genético utilizado ” explicó Bruno Maneiro, gerente agronómico de MOSA
Esta práctica se mantiene prácticamente incambiada desde los inicios de producción de la fábrica: en las actas de 1934 se dejaba constancia de que las semillas para la producción de cebada las entregaba, en ese entonces, Maltería Nacional (ver nota).
“Nosotros no producimos cualquier cebada: solo producimos cebadas que están aprobadas por sus características malteras y por sus características de adaptación agronómica” explicó Maneiro.
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Foto: Bruno Maneiro
El sistema de trazabilidad y manejo de cebada que utilizan los distribuidores incluye toda la información de cada chacra, desde su ubicación por GPS hasta cómo está compuesta la siembra: qué variedad, cuántas hectáreas, etc. También incluye toda la información del manejo agronómico, que fertilización, fungicidas, e insecticidas se utilizaron y en qué cantidad. El sistema de seguimiento incluye también el monitoreo del índice NDVI de toda el área a través de imágenes satelitales, que permite medir el verdor y la densidad de la vegetación. Todos estos sistemas son fundamentales para MOSA “porque es este sistema robusto y cerrado el que nos permite luego estar seguros que lo que recibimos es producto de nuestra cebada contratada” dijo Maneiro.
“A nivel de campo trabajamos para entregar a la industria un producto de alta calidad, estable, estandarizado, de una calidad homogénea, y con valor agregado para la fábrica” agregó Maneiro, “Sumado a lo anterior, la segregación en el recibo, nos permite minimizar el efecto de la variabilidad de calidad de la partidas” que luego afectan la industrialización, concluyó.
Reglas claras
Uno de los puntos clave que marca desde hace décadas la relación de MOSA con los distribuidores/productores, es el contrato que se firma con cada uno. Además de tener un precio fijado de antemano, los distribuidores y productores se obligan a entregar toda la producción, mientras que MOSA también se compromete a comprar toda la que alcance la calidad estipulada.
“Esto nos permite hacer un screening y separar la cebada que cumple con los estándares de cebada maltera, de aquella que no” aclaró Maneiro. En la última década, estos estándares de MOSA avanzaron “muchísimo” según Maneiro, ya que se agregaron varios rubros en la especificación y con la inversión en tecnología realizada pueden analizar la calidad de cada partida recibida del grano en aproximadamente una hora antes de recibir la producción del camión, y ahí mismo decidir el destino de esa cosecha. De esta manera “MOSA compra solo la cebada de calidad y al momento de producir malta partimos de una materia prima con alto potencial para dar calidad en la fábrica” agregó.
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Foto: Bruno Maneiro
Generalmente, el volumen de producción que alcanza la calidad maltera está entre el 85-90%. En la zafra pasada, las condiciones climáticas - sobre todo al momento de la cosecha - hicieron que esa aceptación cayera al 60%. Faltó materia prima para alcanzar la producción total y se tuvo que importar; sin embargo “una señal para los integrantes de la cadena de abastecimiento es no ceder en las condiciones de calidad” aclaró Maneiro “porque la cebada maltera tiene una sola calidad, al igual que la malta, y partir de cebada fuera del estándar hace ineficiente el proceso, y no alcanzamos la calidad de malta deseada por el maltero”.
El equipo
El equipo agronómico de MOSA es el encargado de llevar a cabo el intercambio cercano con los distribuidores/productores, producir las semillas y conservar la cebada en los silos.
Está integrado por Vladimir Bentancor, Valeria Pino y Bruno Moncalvo, además de Bruno Maneiro en la gerencia.
