16 de mayo 2025 - 6:21hs

“Según algunos cálculos, EE.UU. está pagando el 90% de la OTAN con muchos países que ni se acercan al compromiso del 2%”, twittea el presidente Donald Trump.

“Protegemos a Europa (lo que está muy bien) pero con una pérdida financiera enorme y después nos maltratan injustamente en materia comercial. ¡El cambio se acerca!”, completó el presidente de EEUU.

Parece mentira pero nada de esto lo escribió a propósito de la reunión de este miércoles y jueves en Antalya, Turquía. Son tweets de su primer mandato en la víspera de un encuentro de la alianza en julio de 2018 en Bruselas. Todavía no existía Truth Social. Habría que esperar hasta 2022. Pero después casi nada cambió.

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Trump se refería a la meta que adoptaron todos los de la OTAN en 2014: destinar al menos el equivalente al 2% de su PBI al gasto en defensa.

Para cuando Trump hizo aquella catarsis tan actual sólo cinco ya habían alcanzado ese objetivo (Reino Unido, Estonia, Polonia y Grecia, además de EE.UU). De todos modos, el horizonte establecido era 2024.

Junto a Italia, España se metió este año en el grupo de los cumplidores. Todavía hay ocho que no pudieron o no estuvieron interesados en alcanzar el umbral del 2%. La expectativa es que todos estén alineados para el próximo encuentro el 24-25 de junio en La Haya, Países Bajos.

Pero a Pedro Sánchez le acaban de correr la meta: en esa cumbre se discutirá la necesidad de llevarla al 5% del PBI, lo que representará el mayor aumento del gasto militar desde la Guerra Fría.

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Sánchez refuerza con 10.500 millones el presupuesto de defensa

Fue todo un giro político para el socialismo de Pedro Sánchez.

El presidente español anunció públicamente que se cumpliría con ese objetivo cuatro años antes de lo planeado por el Gobierno ante la creciente presión de Washington.

En su momento Trump exageró un poco, como es su estilo. Pero si bien EE.UU. no carga con el 90% de la financiación de la OTAN, sí es responsable del 64% de los gastos de defensa de la alianza, según el propio organismo.

El país destina actualmente 3,4% del PBI a seguridad.

La decisión de Sánchez supuso aumentar el presupuesto militar en 10.500 millones de euros para llevarlo a 23.000 millones de euros. Una movida inexorablemente polémica.

En este caso, porque implica una reasignación de recursos. Pero también lo hubiera sido si aumentara el gasto público y por ende, el rojo fiscal.

España venía muy rezagada. Terminó 2024 con 1,28% del PBI asignado a defensa, prácticamente el más bajo de Europa (Eslovenia, 1,29%; Bélgica, 1,30%; Italia, 1,49%). Algunos países europeos, en cambio, vecinos de Rusia, mostraban un nivel de gasto militar mayor incluso al de EE.UU. en ciertos casos (Polonia, 4,12%; Estonia, 3,43%; Latvia, 3,15%). España venía muy rezagada. Terminó 2024 con 1,28% del PBI asignado a defensa, prácticamente el más bajo de Europa (Eslovenia, 1,29%; Bélgica, 1,30%; Italia, 1,49%). Algunos países europeos, en cambio, vecinos de Rusia, mostraban un nivel de gasto militar mayor incluso al de EE.UU. en ciertos casos (Polonia, 4,12%; Estonia, 3,43%; Latvia, 3,15%).

Además, España siempre tuvo una relación ambivalente con el tema.

Desde el ingreso mismo a la OTAN a mediados de los 80, el socialismo del momento se debatió ideológicamente en una decisión políticamente cargada. Y el país decidió drásticos recortes en los gastos militares durante la crisis de 2008-2012 y siguió desinvirtiendo pasada la debacle.

Ahora, el incremento en el presupuesto de defensa abre oportunidades para empresas como Indra, que planea convertirse en uno de los jugadores centrales del sector en Europa.

Para eso, la compañía liderada por Angel Escribano -en la que el Estado es el principal accionista con una participación del 28%- piensa incursionar en una nueva línea de negocios: construir tanques.

Indra es conocida como proveedora de rios, desde sensores, radares, encriptación, telecomunicaciones y sistemas electrónicos para aviones, barcos y vehículos armados.

Ahora, quieren ir por todo el paquete. Y están desarrollando una nueva generación de tanques para el gobierno español.

La OTAN impulsa duplicar el gasto militar en sólo siete años

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Mark Rutte, secretario general de la OTAN, impulsor de un incremento drástico en el presupuesto militar de los 32 países que integran la alianza y de una supervisión rigurosa del cumplimiento de la nueva meta.

Mark Rutte, secretario general de la OTAN, impulsor de un incremento drástico en el presupuesto militar de los 32 países que integran la alianza y de una supervisión rigurosa del cumplimiento de la nueva meta.

Las negociaciones están avanzadas. La idea era seguir atando consensos en Turquía para abordar de lleno el tema en La Haya, la primera cumbre a la que asistirá Trump desde que volvió a la Casa Blanca.

Pero en esta última reunión, la presión de Washington por lograr una tregua en Ucrania, lograr un encuentro entre las partes en Estambul y la “diplomacia acelerada” que toda la situación precipita dominaron la escena.

Sin dar demasiados frutos hasta ahora, por cierto.

Trump debe estar satisfecho con la dirección en la que van las cosas -aunque ni EE.UU. destina 5% del PBI a defensa- después de tanto despotricar y hasta amenazar con dar el portazo en la OTAN.

El horizonte para escalar el gasto militar hasta ese nivel será 2032, apenas siete años. El secretario general del organismo, Mark Rutte, está insistiendo a los aliados para que hagan un esfuerzo por estirar los recursos que se vuelcan a defensa hasta el 3,5% del PBI, lo que constituirá el núcleo de la financiación.

Mark Rutte, el secretario general de la OTAN, propone más que duplicar el gasto militar de los aliados (del 2% al 5% del PBI) en un plazo de apenas siete años (2032). A diferencia de lo que venía ocurriendo, Rutte está decidido a que el que se comprometa, cumpla. Habrá controles regulares y estrictos de verificación. Mark Rutte, el secretario general de la OTAN, propone más que duplicar el gasto militar de los aliados (del 2% al 5% del PBI) en un plazo de apenas siete años (2032). A diferencia de lo que venía ocurriendo, Rutte está decidido a que el que se comprometa, cumpla. Habrá controles regulares y estrictos de verificación.

A eso, se añadirá un “extra” de 1,5% del PBI que se asignará a un rango más amplio de desembolsos relacionados con la industria de defensa.

Definir con precisión qué categorías quedarán incluidas en esta porción del gasto comprometido es una de las tareas en que aún se está trabajando.

Rutte envió una carta a los aliados explicitando estas expectativas ya en mayo de este año. Un componente central de su propuesta, que la separa del relajado régimen actual, es la existencia de mecanismos de control regulares.

Será un sistema de cumplimiento riguroso. Quien se comprometa, no podrá tomarlo a la ligera.

En última instancia, no se trata de darle el gusto a Trump. La magnitud del desafío que se plantea en un plazo tan corto es gigantesca. Pero a esta altura, se vuelve imperioso darle un mensaje inequívoco al Kremlin.

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