Sánchez quiere un impuesto del 100% para los no-residentes en la Unión Europea. El fin de la Golden Visa ya había sido un desincentivo. Pero las inversiones de latinoamericanos fueron en 2024 el triple que el año anterior.
Sánchez impulsa toda una serie de medidas polémicas relativas a la crisis de la vivienda que aún debe pasar por el difícil filtro del Parlamento. El desmesurado impuesto a los inversores no residentes en la UE que quieran destinar sus fondos al mercado inmobiliario español es sólo una de ellas.
En el mercado de real estate, los españoles están furiosos con Pedro Sánchez.
En especial, por supuesto, las inmobiliarias de nicho que trabajan con extranjeros. “Sánchez está buscando un chivo expiatorio para la crisis. Dice que los extranjeros vienen a especular con las propiedades. Nadie compra un departamento para no usarlo”.
Lo dice un broker que busca inmuebles para las vacaciones o el retiro de británicos, el mayor grupo de “no-UE” que invierte en el clima cálido y salado de la zona costera de España.
Son el 8,2% del total y tienen debilidad por Valencia, Andalucía y las Baleares.
Son el grupo que será más castigado si prospera en el Parlamento la iniciativa del Presidente de un impuesto del 100% del valor de la propiedad, parte de un conjunto de medidas más amplio sobre la vivienda.
Aunque no figuren tan alto en el ranking, las inversiones de los latinoamericanos, que venían creciendo con un vigor impresionante, reciben ahora otro golpe, después de la desaparición de las Golden Visa.
Muy concentrados en Madrid, la presencia de los inversores latinoamericanos en vivienda ya estaba dejando su impronta en varios barrios de la capital.
En el mercado, suman argumentos. Los extranjeros se enfocan en desarrollos vacacionales que no compiten con las viviendas que buscan los habitantes locales.
Además, si bien la adquisición de propiedades por parte de extranjeros en España hace una década que se mantiene en torno al 20% del total de transacciones en el país, ese porcentaje incluye a los de la UE.
Si sólo se consideran a los no residentes en el bloque, que son los potenciales blancos del impuesto, representan 2,7%. Difícilmente puedan incidir en una crisis como la que atraviesa España.
Después de los “brits”, completan el top three de compradores extranjeros los alemanes (6,4%) y los holandeses (6,1%), pero por ser ciudadanos europeos quedan exentos del mega-impuesto.
No ocurre así con los marroquíes, que están en el cuarto lugar (6%), y que sí se verán alcanzados.
El boom de la inversión latinoamericana es demasiado reciente como para haberse metido en el ranking. Pero aunque las cifras son modestas, la progresión habla de un fenómeno lleno de energía.
Por ejemplo, en 2019 se invirtieron 22 millones de euros.
En 2024 fueron 523 millones, el triple de lo destinado a propiedades en España en 2023 (173 millones), según datos de CBRE.
Desde 2019, el capital latinoamericano que se inyectó en el sector inmobiliario español fue de más de 1.750 millones de euros, con el 60% destinado a Madrid.
Esa preferencia se fue consolidando al punto que para 2024 la capital de España recibía el 75% de las inversiones.
Brasil y México lideran mano a mano las fuentes de esos flujos con 43% y 40%, respectivamente, seguidos por Venezuela (15%).
Pero en el acumulado desde 2019, México está a la cabeza aunque el dato es que Argentina ya ocupa el tercer lugar pese a la caída de la inversión en 2024, algo entendible por el ajuste del primer año de gestión de Javier Milei.
Los brokers insisten que la medida no tiene sentido si se propone luchar contra la revalorización de las propiedades y la falta de inmuebles. “Acá estamos hablando de americanos que se quieren ir a vivir a Mallorca”, se descargan.
Y conocedores de cómo se mueve el mercado ya anticipan que los compradores potenciales, más allá de lo que ocurra con la ley, encontrarán la forma de eludir el impuesto.
Cualquier británico que decida pasar sus años de retiro en las islas Baleares tiene un buen contador que le explique cómo hacerlo.
O bien conseguir la ciudadanía vía una Golden Visa en los países en los que el programa sigue vigente o hacer la compra a través de una entidad radicada en España.
También hay que contemplar que la ley especifica que el impuesto no aplica a empresarios o profesionales extranjeros que se encuentren trabajando en el país. Una excepción que protege a expatriados.
En todo caso, lo que decanta de este nuevo impuesto exorbitante es que España sigue luchando por encontrar un esquema de vivienda accesible para su población.
Los precios de las propiedades ya superaron los de la crisis financiera global en 2024.
Y otros indicadores aún más preocupantes hablan de un desamparo que no se logra corregir, mucho menos con estas propuestas rimbombantes y efectistas.
La proporción de inquilinos en riesgo de pobreza o exclusión social está entre las más altas de Europa mientras que la edad en que los jóvenes dejan la casa paterna es la más avanzada en los últimos 20 años.
Conseguir un techo propio o incluso alquilarlo se volvió un proyecto diferido sin horizonte y cargado de desaliento para toda una generación.