6 de noviembre 2024 - 11:20hs

Donald Trump domina la escena política desde hace una década. Aún bajo la presidencia de Joe Biden, el neoyorquino de 78 años ocupó el centro de gravedad de la conversación pública, del fanatismo, del rechazo indignado y de la polarización que rige en el país. Y así será durante al menos cuatro años más. Hasta los demócratas basaron su campaña en el rechazo a Trump, como si ellos no estuvieran en el poder actualmente. Toda una isión de debilidad.

Cuando Trump se decidió a jugar fuerte en la política, tras una vida dedicada al Real Estate, algo profundo cambió en la lógica de representación de EEUU y, por lo tanto, del mundo. El ascenso de Javier Milei no es entendible sin el antecedente de Trump. El propio presidente libertario de la Argentina se lo dijo al líder MAGA en persona. Ambos ya son parte central del sistema, no un accidente ni una mera desviación.

Trump pasó de ser un aportante demócrata a un outsider que tomó por asalto al Partido Republicano. Pero su fenómeno va más allá de los alineamientos partidarios. Al contrario, DJT voló por los aires esas estructuras tradicionales. Y acaba de volver a repetir el truco de 2016. Cuando su figura parecía algo gastada, se ganó la confianza de la mayoría estadounidense. Una mayoría que esta vez se da a nivel del intrincado Colegio Electoral y también del voto popular. Trump no necesitó de las martingalas electoralistas del sistema indirecto para ser el líder más querido por su sociedad.

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Trump, un hombre fuerte en tiempos de incertidumbre

En tiempos de incertidumbre, los americanos aspiraron por un hombre fuerte que promete orden. Ante una inflación acumulada de 20 puntos en los últimos 4 años (fenómeno inédito para EEUU), con dos guerras en el mundo en marcha y frente el fantasma de la inseguridad y el desborde en la frontera sur, Trump fue el macho alpha buscado. Esa es su potencia arrolladora.

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Ni Taylor Swift, ni el NYT, ni los recelos de los integrantes de la OTAN

Ante esa fortaleza, se volvieron estériles los airbags que se suponía iban a detenerlo. De nada sirvió el apoyo explícito de Taylor Swift y del New York Times a Kamala Harris. Tampoco, el de los líderes europeos espantados con la posibilidad de que el republicano le suelte la mano a la OTAN. Muchos menos, la histórica condena judicial y la acumulación de procesamientos en contra del ex (y nuevo) presidente.

El cordón sanitario anti-trumpista que prepararon las mujeres no alcanzó. El fantasma del Proyecto 2025, tampoco. Ni siquiera una bala que le rozó la oreja lo detuvo. Trump acaba de llevarse puestas una vez más a las elites culturales, artísticas, mediáticas, feministas y políticas en general.

Giro conservador de los votantes latinos y los varones negros

Con los números electorales todavía en el aire, Trump acaba de lograr algo más: un puente hacia los votantes latinos que históricamente apoyaban a los demócratas. En Florida, pero también en Pensilvania, como anticipó El Observador USA, se confirma el giro conservador de los hispanos que viven en EEUU.

"Arrasamos en Miami-Dade y en estados como Pensilvania gracias a los latinos", analiza ante este medio el comisionado Kevin Cabrera ante este medio. Cabrera es el principal armador de Trump entre los hispanos del sur de Florida. "Los latinos sabemos bien lo que es un país sin fronteras, sin leyes ni orden. Sabemos lo que es perseguir a los opositores políticos en la justicia", argumenta este cubano-americano ante El Observador USA.

Entre los varones latinos DJT sacó un histórico 44%, dejándolo a las puertas del Fifty Fifty con los demócratas. El Puerto Rico Gate no parece haber impactado. El gradual cambio de tendencia también podría abarcar a un sector de los votantes negros. Especialmente, a los varones que lo apoyaron en un 20%, contra apenas 8% de las mujeres afro-estadounidenses. El senador por Florida Marco Rubio (¿próximo Secretario de Estado de Trump?) decretó que el Partido Republicano MAGA ahora es una coalición y multiétnica y multirracial.

En las inmediaciones del Centro de Convenciones de Palm Beach, donde Trump esperó los resultados y dio su discurso triunfal, un grupo de militantes se hizo notar en la noche del martes. Los autodenominados Blacks for Trump llegaron hasta el lobby del hotel Hilton. Unas 15 personas negras (más varones que mujeres) mostraron organicidad y lealtad a Trump en el sur de Florida. Exhibieron remeras en composé. Con fondo blanco y letras negras, se presentaban en el frente: Blacks for Trump. En la espalda, las casacas aseguraban que Trumpsters are not racist.

"Trump no es racista. Kamala Harris lo es. Lo demostró cuando era fiscal de California", le dijo a este medio el líder del grupo de nombre Michael. "Barack Obama no nos dio nada, pero Donald sí", amplió.

Tales tendencias en el voto latino y negro ponen en crisis una lógica tradicional de los estrategas de campaña: la de los discursos segmentados y la oferta on demand por grupos étnicos. Como si el motor del votante latino no fuera exactamente el mismo que el de un blanco de cuatro generaciones en el país: por ejemplo, la inflación que redujo el poder adquisitivo en los últimos años.

¿Trump vuelve con ánimo revanchista?

En adelante, está por verse con cuánto ánimo de revancha regresará Trump a La Casa Blanca. ¿Se vendrán purgas en el Departamento de Justicia y el FBI? ¿Elon Musk aplicará un recorte drástico del gasto público? El dueño de Tesla y X promete un mega ajuste de al menos 2 billones de dólares del presupuesto federal en el gobierno de Trump.

Son preguntas sin respuestas definitivas por estas horas. También está por verse cuán viable es la deportación masiva de 20 millones de inmigrantes que planteó Trump y su vice (¿y sucesor dentro de 4 años?) JD Vance. ¿Fue simple retórica anti-extranjera o existen planes reales de expulsar a los sin papeles? La primera opción es una apuesta más segura.

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China, Ucrania, Venezuela y Medio Oriente, con Trump en La Casa Blanca

La segunda presidencia de Trump a su vez alterará el clima mundial. El triunfo del republicano es festejado en silencio por estas horas en el Kremlin. Con China, en cambio, recrudecerá la pelea comercial al calor del revoleo de aranceles a las importaciones que promete Trump. Pero ese punto es el que menos los separa de la agenda demócrata. Ya Biden había mantenido una política a cara de perro contra la potencia asiática.

Sobre Medio Oriente, el republicano se pegará a Israel, lejos de los matices y críticas que exhibía Kamala Harris. El premier Benjamin Netanyahu fue uno de los primeros en felicitar a Biden en 2020. Un gesto que Trump anotó en su libreta íntima del rencor. "Tu histórico regreso a la Casa Blanca ofrece un nuevo comienzo para Estados Unidos y un poderoso compromiso con la gran alianza entre Israel y EEUU", se apuró esta vez Netanyahu en felicitar al jefe MAGA.

La impactante victoria de Trump deja a la pasada al Partido Demócrata en una crisis profunda. Vendrán días y semanas de pases de factura, catarsis y pujas por el liderazgo desde la oposición. La negación de que Biden no estaba mentalmente apto para la reelección resultó siendo una actitud suicida además de necia. El corrimiento de Kamala Harris al centro tampoco funcionó. El derrumbe demócrata facilitará el dominio de un Trump que contará con mayoría en el Senado. Muy probablemente, también con un leve control de la Cámara de Representantes y con una Corte Suprema de mayoría conservadora diseñada por Trump.

El fraude de Nicolás Maduro en Venezuela será otro objeto de estudio desde la Casa Blanca. "Trump sabrá qué hacer con Maduro. Pero en Venezuela no estará porque perdió las elecciones", le dijo la congresista María Elvira Salazar a El Observador USA. La influyente Salazar consiguió anoche ser reelecta por Florida. Con Trump en la presidencia, la presidenta del Subcomité del Hemisferio Occidental del Congreso será una figura clave de la política MAGA hacia América Latina.

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