Un nuevo recorte, pero ya se ve el final. Esa es la apreciación que parece hacer el Banco Central Europeo (BCE), que afronta mañana una nueva cumbre de política monetaria en la que, salvo sorpresa mayúscula, bajará nuevamente los tipos de interés hasta llevarlos al 2%.
Será su octavo ajuste de este ciclo de relajación monetaria y el séptimo que acomete de forma consecutiva, una tendencia que habrá llevado el precio del dinero a situarse en niveles mínimos desde diciembre de 2022. Contando con el previsible apoyo mayoritario de mañana, el banco central habrá afrontado este camino con un gran nivel de consenso, lo que habrá facilitado el trabajo y la velocidad en la que se ha llevado a cabo un ajuste de 200 puntos básicos en los tipos de interés.
Pero las tornas podrían estar a punto de cambiar. El recorte de mañana apunta a ser la última rebaja de fácil consenso que se afrontará en Fráncfort. Los banqueros centrales que después de este mes quieran seguir relajando las condiciones de financiación deberán sudar en el debate para conseguirlo. Es lo que se intuye a partir del cambio de tono del Consejo de Gobierno, en el que los halcones (el ala dura de la institución) han mantenido el rumbo, pero las palomas (el segmento más afín a estimular el crecimiento) han tomado una posición mucho más prudente.
Destacan sobre todo los comentarios de Yannis Stournaras, gobernador del Banco de Grecia, indicando que "bajaremos los tipos de interés una vez más en junio y luego veo una pausa".
También Fabio Panetta, gobernador del Banco de Italia y uno de los más agresivos en sus comentarios, ha señalado recientemente que "las bajadas de tipos que ya hemos acometido dejan menos margen para seguir bajando".
Los inversores han ajustado sus expectativas al calor de las declaraciones de los del BCE. De descontar que los tipos se adentrarían profundamente en el terreno expansivo, ahora los futuros sobre las tasas anticipan un recorte del precio del dinero en junio y otro en algún momento de la segunda mitad del ejercicio. El ciclo se cerraría en el 1,75%.
Guerra comercial
Pero lo cierto es que la incógnita sobre hasta dónde llevará el BCE sus tipos de interés no está ni mucho menos resuelta. La senda de la política monetaria europea dependerá en gran parte de la guerra comercial con Estados Unidos, en la medida en la que es una variable clave que genera un gran impacto para bien o para mal en el crecimiento y en la inflación.
Estas dudas no estarán resuelta en junio, pues las negociaciones de la Unión Europea con Trump podrían alargarse hasta el próximo mes, impidiendo que Christine Lagarde, presidenta del BCE, sea demasiado expeditiva con su hoja de ruta mañana.
La banquera central repetirá que el BCE está dispuesto a actuar de forma ágil si la situación cambia, pero eso no quiere decir que tengan clara la dirección.
La publicación de nuevas proyecciones macroeconómicas centrarán en gran medida el foco de los inversores a la hora de buscar nuevas pistas sobre el futuro de la política monetaria. Aunque todo está en el aire, el BCE presentará una previsión con varios escenarios diferenciados en función de los distintos resultados posibles de la guerra comercial que deberían ayudar a entender cómo se moverán los tipos de interés en cada situación.
En cualquier caso, se espera que el escenario base recoja un menor crecimiento del PIB para este año frente al 0,8% contemplado en marzo, y también una revisión a la baja de la inflación por la subida del euro, la caída de los precios de las materias primas y el lastre de la incertidumbre en la confianza empresarial y de los consumidores.
Si esto se cumple, incluso aunque se produzca una pausa en los tipos de varios meses, se podría ver algún recorte más.
FUENTE: RIPE - EXPANSIÓN