La colaboración internacional, la inversión en investigación y el desarrollo de nuevos tratamientos son esenciales para enfrentar esta creciente amenaza y proteger la salud pública global.
Terror en Europa por la expansión de un hongo potencialmente letal.
La propagación del hongo Candida auris encendió las alarmas en Europa, especialmente en el Reino Unido, donde se detectaron más de 200 casos en hospitales.
Identificado por primera vez en Japón en 2009, este hongo representa una seria amenaza para la salud pública debido a su resistencia a múltiples antifúngicos y su capacidad para causar infecciones invasivas graves con altas tasas de mortalidad, que oscilan entre el 30% y el 60%.
Candida auris es una levadura que puede encontrarse en la piel y el tracto gastrointestinal de las personas. En individuos sanos generalmente no causa problemas, pero puede ser mortal en pacientes con sistemas inmunitarios debilitados, como quienes están hospitalizados o inmunodeprimidos.
Su habilidad para resistir tratamientos convencionales y propagarse fácilmente en entornos hospitalarios dificulta su control.
Desde su aparición, Candida auris se extendió a más de 40 países en todo el mundo. En el Reino Unido, los brotes en unidades de cuidados intensivos han sido particularmente preocupantes. La persistencia del hongo en superficies hospitalarias y su fácil transmisión entre pacientes complican aún más la erradicación de esta amenaza.
El cambio climático ha sido señalado como uno de los factores que contribuyen a la expansión de Candida auris. Las condiciones ambientales, como el aumento de temperatura y humedad, favorecen el crecimiento de hongos patógenos, facilitando su transmisión a humanos.
Para frenar la expansión de Candida auris, es fundamental implementar medidas estrictas de control de infecciones en hospitales, incluyendo el aislamiento de pacientes infectados, una desinfección rigurosa de superficies y equipos médicos, y la formación constante del personal sanitario en prácticas de higiene.
Asimismo, mejorar la vigilancia epidemiológica y la capacidad diagnóstica es clave para detectar rápidamente nuevos casos y istrar tratamientos adecuados.