Con su experiencia como negociador y conocimiento de la realidad panameña, se toma un tiempo para abordar los temas que dominan la actualidad: la presión de Estados Unidos sobre la gestión del Canal, la presencia de China y los desafíos políticos internos que enfrenta Panamá, en un contexto de huelgas y protestas que ponen a prueba al gobierno del presidente José Raúl Mulino.
El desembarco de China en América Latina, una región que le provee materias primas, comercio y mayor influencia en el tablero internacional, es interpretada por la istración de Donald Trump como una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. Bajo esta dinámica, el Canal de Panamá se ha convertido en un punto estratégico en el radar de Washington.
Jaén Suárez considera que hay una mirada distorsionada: "La influencia de China en el Canal de Panamá es una ilusión. China no ha tenido, no tiene, ni tendrá control alguno. La istración y funcionamiento del Canal está en manos de la Autoridad del Canal de Panamá y allí no hay una sola persona de China. Tampoco empresas extranjeras".
Omar Jalen Suárez
Foto: Leonardo Carreño
Para resaltar cómo ha operado el Canal bajo la istración de los panameños, destaca que en 2016 se inauguraron nuevas esclusas de mayor tamaño, permitiendo el tránsito de buques de hasta 160.000 toneladas. Como resultado, la capacidad de carga pasó de 5.000 a 17.000 contenedores por embarcación.
La preocupación de Washington no se limita a la presencia de China en Panamá. El secretario de Estado, Marco Rubio, calificó de absurdo que los buques de guerra estadounidenses deban pagar por transitar el Canal, argumentando que es “una zona que Estados Unidos está obligado a proteger en tiempos de conflicto”.
Para Omar Jaén Suárez, esta postura no tiene fundamento, ya que “el Tratado de Neutralidad del Canal lo prohíbe, punto. Ellos tienen que pagar lo mismo que pagan los otros buques”. Además, aclara que, si bien “Estados Unidos es uno de los garantes del Tratado y actuaría en caso de una amenaza estratégica, en este momento no existe ninguna situación que obligue a Estados Unidos a defender el Canal”.
El Tratado sobre la Neutralidad Permanente y el Funcionamiento del Canal de Panamá forma parte de los Tratados Torrijos-Carter de 1977 y aborda aspectos esenciales, como la imparcialidad y apertura a todas las naciones de esta vía acuática de 82 kilómetros que conecta los puertos del Atlántico y el Pacífico.
"Panamá no ha aceptado en lo más mínimo que Estados Unidos imponga reglas diferentes a las que tiene el Tratado de Neutralidad, que no solamente es entre Estados Unidos y Panamá. Tiene un protocolo al que se han adherido 40 países que, en consecuencia, son vigilantes de que se cumpla tal y como fue acordado”, recalca Jaén a El Observador USA.
¿Qué recomendaría al gobierno panameño en este momento para manejar su relación con Estados Unidos, considerando su experiencia como negociador?
Reforzar su presencia internacional y buscar apoyo multilateral. Es tan sencillo como eso. ¿Qué más puede hacer? De hecho, ya ha comenzado a hacerlo. Panamá está promoviendo que más países se adhieran al protocolo del Tratado de Neutralidad. Recientemente, por ejemplo, se le solicitó formalmente a la India que se sume. Esa es una acción concreta.
Omar Jalen Suárez
Foto: Leonardo Carreño
Durante la visita del secretario de Defensa de Estados Unidos a Panamá en abril de este año se firmaron dos declaraciones conjuntas que han generado interpretaciones sobre una posible mayor presencia militar estadounidense en el país. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Se trata de acuerdos de cooperación en defensa y protección, pero eso no implica una presencia militar permanente ni la instalación de bases militares. Las antiguas bases estadounidenses en Panamá han sido completamente transformadas y ya no existen como tales; hoy son espacios destinados al desarrollo residencial y comercial.
En un entorno de presión por parte de Washington, Panamá anunció su salida de la iniciativa de la Franja y la Ruta de China. ¿Se trata de una especie de guerra fría comercial en la que países como Panamá están siendo obligados a elegir entre la relación comercial con China o Estados Unidos?
Con China tenemos una relación diplomática desde 2017, relativamente reciente. Se firmaron una serie de acuerdos, entre ellos el que menciona de la Franja y la Ruta, pero nunca hubo un hecho concreto, no ha representado algo notable en la política económica y comercial.
¿No observa algún impacto tras la salida de Panamá de esta iniciativa de China?
La relación comercial con China es natural. Al final, los comerciantes compran donde encuentran mejores precios y condiciones, independientemente del país o el gobierno. Se trata de una dinámica privada entre empresarios panameños y proveedores chinos. Esa es la verdadera naturaleza del vínculo comercial entre Panamá y China; no existe una relación de gobierno a gobierno.
La ola de protestas
Panamá enfrenta una compleja coyuntura geopolítica mientras lidia con una creciente conflictividad interna. Huelgas, protestas, marchas masivas hacia la presidencia y bloqueos en la principal vía de conexión con Centroamérica han desencadenado una crisis sin precedentes desde la recuperación de la democracia en 1989.
En su conferencia, Jaén Suárez resumió las últimas décadas y señaló que “Panamá sufrió desde 1968 hasta 1989 un régimen militar autocrático, dictatorial, que terminó con una cruenta invasión militar de Estados Unidos a finales de diciembre de ese año para desalojar del poder al general Manuel Antonio Noriega. Luego, se instaló una democracia liberal, defectuosa, populista, plagada de corrupción pública impune, parecida a la de otros países de la región”.
Desde su punto de vista, el país tiene el desafío de “asegurar el desarrollo económico y social sustentable e inclusivo y mejorar la institucionalidad democrática”.
Protestas en Panamá - EFE.jpg
EFE
Entre las causas que han generado la ola de protestas de los últimos dos meses destaca que sindicatos de maestros, de obreros de la construcción, médicos, trabajadores de las bananeras y organizaciones indígenas exigen al Gobierno que derogue una reforma a las leyes de la seguridad social, entre ellas las de jubilación y de la Caja del Seguro Social, que desde su punto de vista impacta sus derechos.
El ex diplomático panameño percibe en estas acciones un importante peso de grupos con intereses políticos: “Rivalidades, la extrema izquierda, sectores que intentar aumentar su capital político, su poder y se confabulan entre ellos. Un ejemplo son los educadores que están muy penetrados por la extrema izquierda y utilizan la mínima excusa para declararse en huelga”.
Las protestas contra la reforma de las leyes de seguridad social han tenido su foco principal en la provincia de Bocas del Toro, donde los trabajadores de la filial panameña de la empresa estadounidense Chiquita Brands mantienen una huelga indefinida. Como consecuencia, se ha registrado el despido de 6.000 empleados.
Nuevamente, Jaén Suárez insiste en la política interna: “Esto tiene un componente político y se va a crear un problema social. Estos trabajadores tenían empleo seguro, salarios. Yo no formo parte del gobierno, pero es evidente que estamos ante grupos que tratan de debilitarlo”.