1 de junio 2025
Dólar
Compra 40,40 Venta 42,90
30 de mayo 2025 - 16:26hs

Publicado en la reconocida revista Gastroenterology, la investigación llevada a cabo por el destacado médico investigador Emeran A. Mayer y su equipo, analizó cómo pequeños cambios en la dieta afectan la actividad del cerebro. El estudio se llevó a cabo con mujeres sanas y duró cuatro semanas. Se trataba de tres grupos, el grupo experimental consumía alimentos con probióticos, el segundo grupo consumía un alimento sin probióticos y el tercero no debía consumir nada.

Como mediciones, los investigadores realizaron una resonancia magnética funcional a cada participante, antes y después de la intervención. La resonancia permitió conocer qué áreas del cerebro se activaron y con qué intensidad.

¿Cómo comprobaron si los alimentos con probióticos afectan la reactividad emocional? Utilizaron una técnica estandarizada, en la cual se mostraba a las participantes rostros que expresaban ansiedad o miedo, mientras se tomaron mediciones de respuesta cerebral.

Más noticias

La investigación demostró que el eje intestino-cerebro existe y puede modificarse.

La evaluación de reactividad emocional aportó evidencias contundentes: quienes consumieron alimentos probióticos tenían menor excitabilidad en la ínsula y la corteza somatosensorial, ante estímulos negativos.

La ínsula es una región cerebral de gran importancia, se relaciona con aspectos cognitivos, emocionales, sensoriales y con el sistema autónomo. La empatía, la toma de decisiones, el sentido de libertad, el reconocimiento de otros, entre otras muchas funciones están implicadas con la ínsula. Sería como un organizador de información interna y externa, que da el sentido de uno mismo. Si la ínsula presenta excitabilidad, es posible que existan dificultades en la regulación emocional, la toma de decisiones, la interpretación de señales tanto internas como externas, entre otras implicancias. Por lo tanto una ínsula regulada es lo deseable para una buena regulación emocional.

La ingesta de un alimento con probióticos, durante cuatro semanas por mujeres sanas afectó la actividad de las regiones cerebrales que controlan el procesamiento central de la emoción y la sensación”: es la conclusión de la investigación. ¡Somos escultores de nuestro cuerpo y nuestra mente!

Además, la investigación halló que la amígdala, región cerebral de gran relevancia a nivel de las emociones, también reducía la reactividad, dando lugar a una mejor gestión emocional. Los resultados de esta investigación fueron relevantes y dieron lugar, en los años posteriores, a nuevos hallazgos que dan cuenta de la relación que el intestino tiene en la actividad y modulación de la mente y el cuerpo, incluido el cerebro.

image.png

Lo que comemos genera cambios en nuestro cerebro, nuestra mente y nuestras emociones.

Tanto si gozamos de buena salud como si estamos desbalanceados, y aún con un diagnóstico de enfermedad, a través de lo que consumimos podemos incidir en nuestra realidad mental y física, en nuestro bienestar y salud. Es importante destacar que la salud mental y emocional es multifactorial y requiere un enfoque integral: cada persona es diferente y su alimentación requiere una visión personalizada.

Se trata de fortalecer o comenzar a establecer hábitos de alimentación saludable basados en alimentos de verdad, con dietas altas en verdura, fibra y grasas saludables. ¿Qué evitar? Alimentos procesados, altos en grasas y carbohidratos.

Decía Hipócrates, padre de la medicina moderna, "que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento". Porque lo que consumimos afecta el cuerpo incluido el cerebro y la mente.

Temas:

Alimentación cerebro Emociones

Seguí leyendo

Te Puede Interesar

Más noticias de Argentina

Más noticias de España

Más noticias de Estados Unidos