La primera reunión de la mesa chica ampliada de la CGT después de la sanción de la ley bases y el paquete fiscal dejó dos conclusiones: los sindicatos, con el apoyo de la central obrera, serán los que se presenten ante la justicia para frenar la reforma laboral y la restitución del impuesto a las Ganancias y que el plan de lucha deberá esperar un poco más para ponerse en marcha.
Si bien lo sindicatos se presentarán como particulares damnificados en el tema Ganancias, el ordenamiento general lo puso ayer sobre la CGT. En el encuentro que se llevó a cabo en UPCN expusieron dos de los letrados que asisten a la central obrera Hugo Moyano (hijo) y Marta Pujadas. Ellos fueron los autores de la estrategia judicial que terminó por frenar el capítulo laboral del DNU 70.
El consejo para los dirigentes sindicales fue le mismo que en el verano. Que accionen por separado porque, por ejemplo, el impuesto a las Ganancias no afecta a todos los trabajadores en relación de dependencia, sino sólo a un sector. Por eso la CGT como organización tienen menos chances de conseguir resultados favorables que los sindicatos afectados particularmente.
En ese marco, y como ya se había definido en reuniones previas, Camioneros, Aceiteros, Bancarios, Petroleros, entre otros, harán sus presentaciones en los próximos días ante la Justicia.
Algunos de los gremios planean acompañara la presentación judicial con una movilización a Tribunales. Una demostración de fuerza callejera tanto hacia afuera como hacia adentro de la CGT.
La CGT pide audiencia
La mesa chica de la CGT también acordó pedir una audiencia con el Secretario de Trabajo, Julio Cordero. Si bien es cierto que el ex hombre de Techint tiene diálogo fluido con la mayoría de los dirigentes, la central obrera prefiere agotar las instancias formales antes de poner en marcha un nuevo plan de lucha.
Una de las coincidencias centrales entre los popes sindicales es que Cordero no tiene influencia real en la toma de decisiones del Gobierno. “No forma parte de la mesa de Milei. Acá los que pueden dar aire para que cambie la situación son Caputo y Francos, y ahora Sturzenegger”, explicó uno de los dirigentes que participó de la reunión ante la consulta de El Observador.
Estado de deliberación y plan de lucha
Al término de la reunión que se llevó a cabo en sede del sindicato que preside el estatal Andrés Rodríguez, la CGT se declaró en “estado de deliberación” y convocó a una reunión de Consejo Directivo que se llevará a cabo el próximo 25 de julio en el histórico edificio de la calle Azopardo.
Ese día los dirigentes de la central obrera harán un balance de las respuestas del Gobierno a los dos paros generales realizados desde que asumió Milei. También dejarán por escrito su posición tanto sobre el Pacto de Mayo como sobre el rumbo económico de la gestión.
El ala dura de la CGT, cuya cara más visible es Pablo Moyano, entiende que con el correr la situación empeorará y que en la reunión de Consejo Directivo se pueda avanzar con alguna medida concreta.
Desde el sector combativo, en ese sentido, apuntan que el desempleo sigue en alza y que las suspensiones están a la orden del día en los gremios industriales. Además, advierten que la crisis ya se siente en algunos sindicatos de servicios, que son los más numerosos.
Desde el sector dialoguista aseguran que el humor social aún no se modificó de manera tajante. Que los tiempos no sólo los impone la realidad laboral sino también el devenir de la imagen del Gobierno.
En ese juego de estrategias nada cambió puertas adentro de la CGT. Al igual que hace un mes la diferencia es de lectura y de criterio. Los dialoguistas plantean un partido de largo aliento. No ven la posibilidad de un final abrupto del Gobierno, ni de un cambió de rumbo rotundo. Por eso apuestan a espaciar las medidas de fuerza.
Por su parte, el ala más beligerante de la CGT apuesta a mantener alta la conflictividad. Creen que la presión en las calles puede cambiar el rumbo de las cosas y anticipar procesos. En ese marco, apuestan al desgaste del Gobierno.