Mientras todos miran a EEUU, hay una bomba financiera que lleva meses gestándose en Japón. ¿Qué está pasando?
Japón estuvo años con tasas en cero, emisión sin freno y un Banco Central que compraba bonos sin parar. Todo para intentar revivir el consumo y ganarle a la deflación.
Pero en 2024, el Banco Central (BOJ) dejó de comprar bonos y la realidad salió a la luz: subió fuertemente la tasa y el mercado mostró lo frágil que era todo.
La desconfianza no tardó en llegar, y eso se reflejó no solo en las tasas, sino también en las comparaciones inevitables con otros bancos centrales.
Este gráfico lo dice todo: mientras la Fed tiene un balance que representa el 22% del PBI de EEUU, el Banco de Japón tiene activos que equivalen al 124% del PBI japonés.
Cambios en la política y una deuda insostenible
En ese contexto, el gobierno japonés anunció que va a recortar las emisiones de bonos de muy largo plazo y priorizar la deuda de corto plazo para 2025. ¿Qué busca con esto? Aliviar la presión sobre el tramo largo de la curva, que se había empinado demasiado, y evitar que los rendimientos sigan descontrolándose.
Esto generó cierta calma en las tasas largas. Veamos la de 30 años, que había tocado el 3% días atrás:
Claramente esto no resuelve el problema de fondo: el nivel de endeudamiento es insostenible. Japón es el país desarrollado con mayor deuda sobre el PBI
Representa más del 250% de su PBI y está atrapado en una trampa de su propia creación: décadas de estímulos, tasas ultra bajas, y una economía que no crece lo suficiente para sostener el ritmo. Mientras en EEUU muchos se alarman por un ratio deuda/PBI que supera el 120%, en Japón esa cifra duplica ese nivel.
Un escenario complejo con impacto global
Y como si fuera poco, el contexto macro no ayuda: la inflación repuntó en abril (3,6% anual), pero los salarios reales cayeron un 2,1% interanual. Es decir, los precios suben y los japoneses cada vez pueden comprar menos.
Este escenario es estancamiento económico con inflación. Un combo difícil de manejar. ¿Y por qué no suben las tasas para frenar la inflación? Porque no pueden. Si el BOJ se pone duro con la política monetaria, el costo de refinanciar esa montaña de deuda se dispara.
¿La traducción de todo esto? El mercado desconfía. Ve un Estado muy endeudado, una población envejecida, salarios cayendo y un banco central con poco margen de maniobra. Y cuando el mercado desconfía, empieza a cubrirse.
En agosto de 2024, la historia dio un anticipo. El famoso yen carry trade colapsó. Ese día, el mercado japonés sufrió su peor caída desde 1987. Una señal de que los desequilibrios locales tienen consecuencias globales.
Recordemos que muchos fondos de inversión globales usan el yen como fuente de financiamiento. Si se rompe esa estabilidad, se arma una reacción en cadena que afecta a acciones, bonos y monedas de todo el mundo.
¿Puede el BOJ intervenir? Claro. Pero ya lo viene haciendo hace años. ¿Qué más puede hacer? ¿Comprar todos los bonos del país? Hoy el Banco de Japón tiene en sus manos más de la mitad de todos los bonos del gobierno: un impresionante 52%.
¿Qué impactos puede haber a nivel global? Vale aclarar que Japón es el segundo mayor tenedor de deuda pública de EEUU. Lo que pase ahí tendrá impacto en todo el mundo.
No sabemos cuándo ni cómo, pero si hay una pieza del rompecabezas global que puede descolocar a todos es Japón.
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Nota: El autor es CEO de Club de Inversores. El material contenido en esta nota NO debe interpretarse bajo ningún punto de vista como consejo de inversión o recomendación de compra o venta de un activo en particular. Este contenido tiene fines únicamente educativos y representa únicamente una opinión del autor. En todos los casos es recomendable asesorarse con un profesional antes de invertir.