Con los resultados ya confirmados, Ana Bentaberri será la única mujer que ejercerá como intendenta en los próximos cinco años. Representante del Partido Nacional, retuvo la jefatura departamental de San José, mientras que en los otros 18 departamentos fueron electos varones. El dato no es nuevo, pero confirma una tendencia política: la persistente masculinización del poder político a nivel departamental en Uruguay.
Este domingo 11 de mayo se celebraron las elecciones departamentales y municipales en todo el país, última etapa de un ciclo electoral que se inició en junio de 2024 con las internas partidarias. Además de los 19 intendentes, se eligieron 589 ediles, 136 alcaldes y 544 concejales. A pesar de la diversidad territorial y la obligatoriedad del voto, la distribución del poder sigue teniendo un sesgo de género notable.
De los 150 candidatos a las intendencias, apenas 26 fueron mujeres, es decir, un 17%. Según explicó a El Observador el politólogo Antonio Cardarello, esta baja participación femenina “revela una persistente ‘masculinización’ en las candidaturas a las intendencias”. Aunque en 2010 se había alcanzado un récord de tres intendentas, desde entonces el número ha oscilado entre una y dos en cada ciclo. En 2025, nuevamente, solo una mujer resultó electa a nivel departamental.
Cardarello remarcó que, incluso en el mejor escenario, se podrían haber alcanzado apenas tres mujeres al frente de gobiernos departamentales: “En el mejor escenario tendríamos tres intendentas”. Las candidatas con chances de triunfo eran, además de Bentaberri, Mercedes Long en Río Negro y María De Lima en Colonia, todas del Partido Nacional. En Montevideo, las candidatas del Frente Amplio, Verónica Piñeiro y del Partido Colorado, Virginia Cáceres, también compitieron, aunque con escasas posibilidades de victoria, de acuerdo a las encuestas previas.
A nivel municipal, si bien ha crecido la participación femenina como concejalas, los cargos ejecutivos —intendencias y alcaldías— continúan siendo predominantemente masculinos. “Es una tendencia que no va a cambiar en esta elección”, subrayó Cardarello, reafirmando la idea de que el de las mujeres al poder real dentro de los gobiernos locales sigue siendo una deuda pendiente en la democracia uruguaya.
Los datos oficiales muestran que las mujeres tienen mayor presencia en los cargos legislativos (ediles y concejalas), pero no en los ejecutivos. Es decir, los espacios de toma de decisiones siguen en manos masculinas. El fenómeno no se explica solo por la falta de candidaturas, sino por estructuras partidarias que tienden a reservar los cargos más competitivos para los hombres, lo que refleja una desigualdad de base que los partidos aún no logran revertir.