¿Cuál fue el proceso que te llevó a tomar esta decisión?
Cuando entramos, Julia (Demasi, secretaria ejecutiva de la BN) y yo empezamos un proceso interno que se llamó Diálogos BNU, que implicó un acercamiento organizacional a los funcionarios en el que tenemos entrevistas en profundidad para documentar los procesos, las tareas, debilidades y fortalezas de cada área. Fue un proceso arduo, son personas que hace 40 años hacen lo mismo y ahora lo tenían que documentar, y emocionalmente también surgieron muchas cuestiones. Eso nos fue dando mucha información sobre la organización de la Biblioteca y nos llevó a un diagnóstico interno que da cuenta de lo que conté en la conferencia con todas las aristas que mencioné. Esa es una capa. La otra es el diálogo con el ministro. Lo que hice fue armar informes donde iba reportando el estado de situación de la BN, y a medida que tenía más reuniones nutría esa información de nuevos informes y construía algunos datos a partir de eso, de lo que se podía. Eso me permitió tener un estado de situación rápido al ingresar, sacar una foto y entender. Eso generó internamente muchas cuestiones. Llegamos a la conclusión de que esta era la decisión que teníamos que tomar en este momento. Es una decisión parcial, no es perpetua, no va a durar cinco o diez años, va a durar el tiempo que tenga que durar, pero vamos a reabrir.
¿No había manera de que la BN pudiera permanecer abierta? ¿Era la única alternativa?
La Biblioteca sigue cubriendo otras funciones. Sigue funcionando la agencia de ISBN, sigue funcionando el depósito legal, se siguen catalogando libros, siguen trabajando los depósitos. Lo único que restringimos fueron las actividades, las visitas guiadas y la atención al público, que pasa a ser con agenda. En el período pasado, la Biblioteca funcionó dos años así. Ahora, por ejemplo, había una sola persona para atender al público. Y esa persona tiene que recibir a quien llega, hacer la entrevista para el relevamiento de la información que se busca, armar la boleta, bajar a los depósitos, entregar el libro, chequear el libro, el diario, que lo que se entrega esté en buenas condiciones, y además poder controlar cuando las personas están trabajando con el material. Acá conservamos copias de prensa muy valiosas y únicas para nuestra historia documental. No tenemos a nadie para poder realizar esa observación durante su uso. De alguna manera, bajar el flujo de gente nos va a permitir promover la seguridad sobre el acervo, sobre lo que tenemos como misión preservar y cuidad. Por otro lado, está la cuestión edilicia.
¿La edilicia es la crisis más grave?
Esta es una crisis sola que tiene muchas aristas. La edilicia es una de ellas, tanto a nivel de infraestructura como de conservación. Es un edificio patrimonial clave, y a veces los tiempos de las obras no son los tiempos de necesidad de estos edificios. Y respecto a esa crisis edilicia, en el depósito de diarios tenemos hundimiento del suelo, tenemos rajaduras, en la rampa tenemos hundimiento también y está cerrada, acá vienen niños y niñas y hacen recorridas por todo el edificio y la puerta de incendios está bloqueada por papeles. Es una decisión que también implica la seguridad de las personas. Así como está no puede estar abierta y tener un alto flujo de personas.
Rocío Schappapietra Biblioteca Nacional
Presidencia
¿Hay un plan de obra? ¿Cómo va a ser la reapertura?
Nosotros tenemos un vínculo con el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) en el que la BN va teniendo una bolsa de fondos para que el ministerio haga las obras y se encarguen ellos de la gestión de las empresas. Hay un trabajo de diálogo con el MTOP. Las obras que se van a hacer y que se tienen que hacer se van a decidir a partir de ahora. Hicimos un diagnóstico, necesitamos determinadas cosas, ahora necesitamos trabajar en estas líneas de acción. Una de ellas es la edilicia, que seguro va a tener modificaciones. Sí tenemos un plan respecto a eso, lo que sí no te puedo mostrar es la maqueta o el render. Y ahí tenemos dos hipótesis, una de mínima que es arreglar lo que hay en base al presupuesto que recibamos, o de máxima construir una biblioteca distinta. Para todo esto hay gente pensando y trabajando ya.
Mencionaste que no va a estar cerrada cinco años. ¿Cuánto tiempo será?
Vamos a ir abriendo a medida de que podamos. Por ejemplo, estamos trabajando para desbloquear la salida de emergencia. Eso va a ser lo primero. Y después, por lo pronto, este año no se va a abrir, porque realmente no tenemos presupuesto. No vamos a poder tener gente, no va a entrar gente nueva en el corto plazo. Mismo los llamados tienden a demorar mucho tiempo.
¿Se buscaba entrar con más fuerza en la discusión presupuestal? ¿Estuvo eso en consideración a la hora de tomar la decisión?
Creo que puede colaborar. Nosotros sabemos el estado de situación del país a nivel económico, y sabemos cuáles son las prioridades del gobierno. En ese sentido, no quiero competir con nadie. Lo que sí creo es que políticamente tenemos que dar la discusión de qué lugar le vamos a dar a este espacio que nos formó a todos. Después, trabajaré con lo que haya. Con lo que el gobierno y el MEC dentro de su distribución pueda asignarme. Sí creo que pone a la BN en el centro, como otras cuestiones de la cultura que se están discutiendo. Todas las unidades ejecutoras tienen temas a resolver.
¿A la hora de tomar la decisión se fijaron en casos similares en el exterior de otras instituciones que hayan ido por este camino?
Sí, vimos casos del exterior. Varias entrevistas a directores de bibliotecas nacionales que han tenido transformaciones profundas. La British Library, la Biblioteca Nacional de Perú, la de Chile. Seguimos esos procesos de decisión y los obstáculos que encontraron en el camino. Hay un montón de modelos y ejemplos. Pero bueno, a veces las decisiones son las que hay que tomar, en el momento y las condiciones son las que están dadas. En ese sentido, hubo un respaldo muy grande de parte del ministro, del área de Presidencia, algo que me conforma muchísimo. Y de todo el gobierno, porque mucha gente se ha acercado a colaborar.
La mayoría de las críticas vinieron de la oposición, pero también del oficialismo, como el caso del senador Felipe Carballo. ¿Cómo tomaste esas repercusiones? El diputado colorado Felipe Schipani incluso pidió convocarlos al Parlamento junto al ministro Mahía.
Estoy atenta a la explosión política. En caso de que nos llamen al Parlamento tenemos información para poder dar, y podemos dar la discusión parlamentaria en caso de que haya que darla. Yo me siento muy segura con la decisión que tomé. También me siento muy segura para dialogarla. Creo que el llamado al Parlamento, si bien públicamente se ve desde un lugar casi dramático, como una cuestión de castigo, para mí es muy positivo. Me alegra que al Parlamento le ocupe y le preocupe la Biblioteca. Me alegra que el partido Colorado se esté interesando también, sobre todo por el lugar que ha tenido ese partido en el desarrollo y el crecimiento de este país. Lo que no me alegra son las agresiones. Eso sí me parece intolerable y no lo ito. No ito ni segundas caras, gente que me escribe por privado y que en redes pone otra cosa, y no ito las agresiones personales. Después las ideas, me reúno con quien haya que reunirse para discutirlas y me pone contenta tener la posibilidad de ir al Parlamento y poner esta situación sobre la mesa. Esta biblioteca se fundo antes que fuéramos independientes y soñó este país, y ahora le toca al país soñar la biblioteca que pretende tener, que va a construir la intelectualidad de acá a los años que vendrán.
Una de las primeras reacciones inmediatas fue la del exdirector Valentín Trujillo, que escribió una extensa carta donde se refería a la decisión de forma negativa con términos contundentes, y aludiendo a que apunta a responsabilizar a su gestión. ¿Cómo tomaste esa respuesta y cómo fue el diálogo con Trujillo hasta ahora?
La decisión que tomamos no es una respuesta hacia Valentín. Es entendible que lo haya tomado de manera personal porque además su respuesta fue inmediata, no estuvo mediada. Lo entiendo, entiendo su dolor, es una decisión dura, para mí también fue desafiante. No es un ataque para nada a su gestión. Valoro mucho los proyectos que hizo y es más, hay algunos proyectos que él construyó aquí que decidí continuar, como la digitalización de la prensa del interior. Creo que cada director le ha aportado a esta biblioteca distintas líneas de trabajo y ha tomado las decisiones que tuvo que tomar. Valentín vivió un momento acá muy duro que fue la pandemia, estuvo dos años donde la gente ingresó por agenda. No tengo nada para responderle a él particularmente, y si lo tuviera tengo su celular, lo llamo y hablamos directamente. Con él tuvimos dos encuentros y algunos mensajes de Whatsapp. Uno de los encuentros fue virtualmente, que fue la reunión de transición, y otro fue cuando nos encontramos en un evento que yo lo invité para presentar el portal de traducciones del Uruguay.
¿Por qué se decidió comunicar el cierre en el Día del Libro? Eso también recibió cuestionamientos.
El Día del Libro es el aniversario de la Biblioteca. Ese día lanzamos dos dispositivos. Elegimos establecer alianzas con el INLET, con Ceibal y con la Dirección Nacional de Educación para lanzar la acción digital de la construcción del manifiesto nacional por la lectura. La otra acción es ampliar esos círculos de diálogos que mencioné antes para conocer la experiencia de s para los investigadores de manera de luego ampliarla a otros círculos de trabajo. Esas dos acciones pensamos lanzarlas de manera virtual porque sostener el impacto de tener gente acá adentro es imposible. No teníamos gente para poder hacer algo. Acá hay una única persona en logística que es la que se encarga de subir y bajar sillas, armar un evento, cambiar lamparitas. Es una persona para un edificio patrimonial de cuatro mil metros cuadrados. Allí hubo una reducción de la cantidad de gente porque no le estábamos pudiendo pagar. Entonces hacer una actividad acá adentro era imposible. Pero después pensamos que era nuestro aniversario, que teníamos estos datos, que habíamos llegado a estas conclusiones y que era un momento en que la prensa y la gente se preocupa por la biblioteca, sobre todo gente que no viene regularmente y que queremos que nos preste atención. Y que aporte a la construcción de este lugar. Así que decidimos usar ese día para contar el estado de situación y anunciar esta medida, que la veníamos pensando y que estábamos a punto de anunciarla. Decidimos anunciarla ahí porque era el día que podíamos hablar. Yo podría haber hecho una celebración del Día del libro el lunes y el martes salir a decir esto, pero no tenía mucho sentido. Y fue por eso.
Rocío Schappapietra Biblioteca Nacional
¿Se buscaba también un impacto comunicacional? La BN quedó metida en la agenda casi que de forma inédita.
Lo sabíamos. Sabíamos que podía pasar. Yo estaba preparada para que pasara. Fue un proceso riguroso en términos de búsqueda de información y de relevamiento, entonces sabíamos. Ahora hay que trabajar y sostener esto que de alguna manera sucedió. Frente a eso, lo intolerable son los intolerables. Lo otro, el dolor de quienes están dolidos por el cierre de la biblioteca, estoy dispuesto a sostenerlo, a dialogar y a hacerme cargo frente a eso. A las reacciones las entiendo. A mí también me angustia esta decisión que tomé, pero tengo robustez para poder sostenerla. Y no fue una decisión que tomé sola. No es que me levanté un día y dije 'vamos a cerrar la biblioteca'. Es una construcción que viene de mucho tiempo. Es más, el semanario Brecha sacó una investigación sobre el estado de la biblioteca el año pasado, que es bastante interesante y habla de cuestiones que luego retomé el otro día.
Después del anuncio, algunos trabajadores de la institución se manifestaron sorprendidos y dijeron públicamente que nunca se les avisó del cierre. También que tienen pendiente una reunión ante la Dirección Nacional de Trabajo por la reposición de más de sesenta cargos que no se repusieron. ¿Ya hubo una instancia de diálogo con ellos?
Yo tuve una reunión con el sindicato donde me expresaron su preocupación por el estado de situación de la biblioteca, que fue lo mismo que expresaron en el video en el que salieron a hablar. Ellos traen que esto los shockeó, pero después cuentan su experiencia como trabajadores y el estado de fumigación y otras cuestiones más. En ese sentido, entiendo el shock de los trabajadores, pero la realidad es que ahora estamos tratando de contener y trabajar de la mejor manera con ellos. Tenemos que comenzar un diálogo. Y de las dos personas que salieron a hablar, una no es funcionaria de la BN. Se jubiló hace diez años. Solamente el otro es funcionario.
¿Lo que se generó la noticia se condice con el uso que tiene la biblioteca?
No. Acá vienen de 15 a 20 personas por día, y en las redes hay miles de personas opinando sobre esto. A mí me parece que está bien eso igual, que está bien que cuestionen la decisión. Yo me alegro con que las personas la cuestionen. A mí me tocó tomar la decisión difícil, pero de alguna manera la biblioteca ahora está en boca de muchas personas y de distintos niveles de opinión. Algunos opinan más desde el enojo y otros más desde el saber, otros desde el o la perspectiva política, pero todos nos ayudan a mirarla de otra manera, nos ayuda a que esté en el centro de la cuestión.
¿A qué se debe parece la BN en 2025? ¿Cuál es el rol que tiene que jugar? ¿Ser la referencia institucional de una expansión y adopción del libro uruguayo, así como pasó con las artes escénicas y la Comedia Nacional en los últimos años?
Sí, la Biblioteca en el marco país en el que estamos tiene que tener ese rol, en la medida que pueda. Vivimos en un país en el que el a la literatura es ampliamente desigual, y lo sabemos porque hay evidencia que lo respalda. El a los distintos dispositivos mediante los cuales uno accede a la lectura, sea el libro o una tablet, y las experiencias que uno tiene en el a la literatura, ya sea un taller, un club o alguien que le lea a otro, hace que las personas desarrollen más competencias como lectores. Uruguay atraviesa en este momento, políticamente, un desafío grande en términos de aprendizaje. Leen mejor los niños que tienen familias que los acercan a las experiencias lectoras. Piensan mejor los adultos que leen. Estructuramos mejor el pensamiento si leemos. De alguna manera, no estamos poniendo solo al libro en el centro, es poner el pensamiento en el centro. El pensamiento en un sentido amplio, porque el libro es un dispositivo. Tenemos que construir una política más amplia que pondere la alfabetización como algo a focalizar.