La joven uruguaya Milagros Costabel, que desde 2021 estudia Ciencias Políticas en la universidad de Harvard gracias a una beca de esa institución, contó en sus redes sociales un tenso momento que le tocó protagonizar junto a su perro guía y acompañante, Indio, en un vuelo que terminó en un aterrizaje de emergencia.
Costabel, de 25 años, se prepara para empezar su último año de carrera luego de viajar por Europa, a donde viajó durante su receso académico para trabajar en Praga, República Checa en una pasantía para la principal organización de ese país encargada de la asistencia y el trabajo con refugiados.
Pero el viaje de vuelta a Boston, donde está Harvard, fue más accidentado de lo esperado. "Con Indio viajamos muchísimo, pero nunca tuvimos ningún problema grande…hasta ayer, que nuestro avión se retrasó cuatro horas y luego tuvo que aterrizar de emergencia en una ciudad totalmente desconocida", contó Costabel en su cuenta de X, la ex Twitter.
La estudiante contó que el vuelo, que partía desde Madrid, y tenía escala en Montreal, en Canadá, tuvo primero un retraso de cuatro horas antes de su partida por un problema con la aeronave. "Hubo que ser creativos, porque no me parecía justo que Indio tuviese que aguantar ir al baño por tanto tiempo, así que terminamos yendo a la pista en la que aterrizan los aviones para que pueda hacer pis. Fue muy extraño, pero él estaba contento", relató.
Una vez a bordo, el viaje transcurría con normalidad, al punto que Costabel logró conciliar el sueño. "Estábamos durmiendo y de repente escucho '¡aterrizaje de emergencia! ¡aterrizaje de emergencia!' Sin parar. Pensé lo peor, a miles de metros en el cielo y sin poder contarle nada a nadie", contó.
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"Eventualmente aterrizamos, el aterrizaje más escandaloso de mi vida", siguió su cuento. "No sé cómo hizo Indio para seguir durmiendo. Pensé que podría aprovechar y sacar a Indio fuera, pero no nos dejaron bajar del avión, y media hora después de la nada decidieron volar para Montreal", agregó.
En la ciudad canadiense, debido a que no había vuelos a Boston hasta el día siguiente, se le dio una habitación de hotel y la uruguaya aprovechó para bajar los nervios con un plato de poutine, uno de los clásicos de la cocina canadiense.
Costabel agradeció también la compañía de su perro en esta traumática experiencia. "Lo peor de todo esto es que nunca imaginé que algo así pudiese pasar. Incluso cuando nos dijeron que habían problemas de mantenimiento estuve relativamente tranquila. Es cierto que tener perro complica un poco las cosas, pero no podía haber estado tan bien sin él".
